Pedro Aznar en la trascendencia de Flor y Raíz

Pedro Aznar, porteño de nacimiento, pero nacido en la ciudad profética de la poesía, realizó, el año pasado, el lanzamiento de su nuevo álbum de estudio llamado Flor y Raíz; un disco en el encontraremos versiones y temas emblemáticas de músicos, poetas y cantautores de América Latina.

Está compuesto por doce canciones como “Cardo y Ceniza”, de la peruana Chabuca Granda; “La Llorona”, creada en  Istmo de Tehuantepec, Oaxaca, México y popularizada por Chavela Vargas; “El Violín de Becho” del uruguayo Alfredo Zitarrosa; “Construcción” del brasileño Chico Buarque; “Cartas de Amor que se Queman” de la argentina Liliana Herrero; “Maldigo del Alto Cielo” de la chilena Violeta Parra; “Perfume de Carnaval” del argentino Peteco Carabajal; “Zamba Para No Morir” del argentino Hernán Figueroa; “El Cosechero” del cantautor argentino Ramón Ayala; “Chacarera de los Gatos” de la argentina María Elena Walsh; “Dos Gardenias” de la cubana Isolina Carrillo y “Reverdece”, autoría del propio Pedro Aznar y grabada junto a la cantante argentina Soledad Pastorutti.

Este disco hace una oda al ancla mística del folclore, es una honra despierta no sólo a estos grandes artistas; también tiene la virtud precisa de un manifiesto de vida. Flor y Raíz, tan descriptivo como un retrato, tan protagonista como el corazón. El cantante, compositor y poeta de la Argentina, cosecha el amor en el tiempo; es decir, levanta de la tierra el cultivo de una canción, de una letra con pecho de vagón: nostálgico, presentista e idílico como la autodefensa de una flor con su belleza. En esta miscelánea del alma, reconoceremos los sentidos en la exigencia del silencio, en la continuidad de las olas que bucean sangrantes, desafiantes y oscilatorias.

El exintegrante de Serú Girán y Spinetta Jade, tiende en un tendedero de evocaciones una atemporal instrucción de como reconocernos en el examen de un obstáculo, en el desbandado cielo abierto que derrama luces salvajes; descubriendo el rostro de la tierra en el vínculo del hombre con su historia, del hombre con su abanderada energía: vencida, perdurable, ilusionista, unánime e ilimitada.

“Reverdece” es una misión, una provocativa magia que suena a trascendencia, a vestirnos con el perfume del aire, a la búsqueda de la eternidad en la contemplación, en la sabiduría que se proclama en la libertad, en la ilusión que renace como proceso cíclico y que peina una trenza que danza en el rincón de la gloria.

El canto suena a como se rasgan las cuerdas de la luna para llevarle serenata a los ojos de dios, a esa deidad que habita en la cósmica intimidad de tu cuerpo; con sus colores, con sus elementos, con su simbología de Flores y Cantos ¹.

Este emblemático material discográfico, está recientemente nominado a dos de categorías de los históricos Premios Gardel:

  • Mejor Álbum Artista De Folclore
  • Canción del Año “Reverdece”

 ¹ Conocida, así como la poesía náhuatl In xochitl in cuicatl.

¿A cuántos grados estás tú?

 

¡Sin freno ni licencia!

Israel Gayosso

Chihuahua, México.

Sobre el autor /

Escritor y columnista mexicano

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