Wolfwalkers, un universo afectivo
Wolfwalkers, un universo afectivo. Trailer español (Apple TV 2020).
Wolfwalkers es la película más reciente del estudio irlandés Cartoon Saloon. Considerada por numerosos críticos en animación como la mejor película animada de 2020, esta cinta es el quinto trabajo del estudio en ser nominado al Oscar a mejor película animada y también el quinto en perder ante Pixar, Disney o Dreamworks, lo cual es una verdadera lástima. Wolfwalkers: Espíritu de lobo, como se ha titulado en Hispanoamérica, es un derroche de estilo visual y una celebración catártica de la amistad y los lazos familiares. En esta ocasión nos adentraremos en lo que hace mágica e inigualable a esta cinta, así como en el universo afectivo e íntimo que despliega.
La realidad tras el mundo mitológico
Codirigida y escrita por Tom Moore (co-fundador de Cartoon Saloon) y Ross Stewart, Wolfwalkers cuenta con las voces de Honor Kneafsey como Robyn, Eva Whittaker como Mebh, Sean Bean como Bill Goodfellowe, Simon McBurney como Lord Protector Oliver Cromwell y Maria Doyle Kennedy como Moll MacTíre. Asimismo, cuenta con arreglos musicales de Bruno Coulais, el grupo de folk Kíla y la cantante AURORA.
Esta cinta es una experiencia visual y estética que cierra una trilogía de películas de Moore centradas en el folklore y la mitología irlandesa (The Secret of Kells, de 2009, y Song of the Sea, de 2014). Estrenada en septiembre de 2020 en una cantidad reducida de cines en Irlanda, Estados Unidos y Canadá, y posteriormente, en diciembre del mismo año, en el servicio de streaming Apple Tv, Wolfwalkers recaudó poco menos de 230 mil dólares en taquilla.
Durante ese periodo, la cinta ha logrado una recepción favorable, además de que ha sido galardonada con los premios Satellite y cinco premios Annie, incluido el de mejor película independiente, así como nominaciones a los Bafta, los Globos de Oro y los Oscar.
La resistencia de Cartoon Saloon
Tom Moore fundó Cartoon Saloon en 1999 junto con Paul Young, Murray Ross y Nora Twomey. Durante la última década el estudio se ha convertido en un referente para la animación en 2D. Sus trabajos destacan por su estilo visual y sus historias frescas, divertidas, atrevidas e introspectivas.
En la actualidad, Cartoon Saloon es probablemente el mejor estudio de animación en Europa y uno de los más injustamente ignorados por el público pues, a pesar de que sus producciones no suelen tener presupuestos mayores a los 10 millones de dólares, apenas logran recaudar la mitad o menos, situación que ha llevado a sus productores a hipotecar sus casas y tramitar préstamos bancarios; o, como en el caso de Wolfwalkers, a permitir que servicios como Apple Tv la secuestren bajo exclusividad, haciendo aún más difícil para los espectadores acceder a ella de manera legal. Esto se convierte en un problema y, como espectadores, nos coloca ante el dilema real de “hacer un daño” al estudio y comprometer la realización de futuras producciones cada vez que accedemos a sus cintas de manera «ilegal».
Bruno Coulais – WolfWalkers Theme
Ya desde 2009, con The Secret of Kells, varias empresas se ofrecieron a comprar el estudio tras la nominación al Oscar, pero sus fundadores decidieron mantenerse independientes. Su película más aclamada hasta el momento ha sido Song of the Sea (2014), que aborda una historia basada en las leyendas irlandeses de los selkies, seres similares a focas capaces de transformarse en personas.
Basados en la novela homónima de Deborah Ellis e inspirada en las conversaciones con niñas en los campamentos de refugiados de Pakistán y Rusia, en 2017 estrenaron The Breadwinner, la historia de Parvana, una chica afgana que debe disfrazarse como varón durante el gobierno de los talibanes para sostener a su familia y rescatar a su padre.
Niñas, lobos y un cazador
El desenvolvimiento de una trama fuertemente centrada en el desarrollo de estos universos afectivos en torno a la familia y los conflictos que deben enfrentar se retoma en Wolfwalkers, la historia de Robyn, una joven inglesa, aprendiz de cazadora, y su padre, el cazador Bill, que viajan a Irlanda junto con el New Model Army del regente inglés Oliver Cromwell durante las guerras de los Tres Reinos que culminaron con la conquista de Irlanda por parte de los ingleses entre 1649 y 1653. Bill acompaña al ejército de Cromwell para ayudar con el exterminio de la última manada de lobos del reino de Kilkenny.
Pero todo cambia cuando Robyn explora las tierras prohibidas fuera de las murallas de la ciudad. En el bosque se hace amiga de Mebh, una chica de espíritu libre de un clan misterioso cuyos miembros, según lo rumores, tienen la capacidad de transformarse en lobos. Esta situación pondrá a Robyn ante el dilema de convertirse en lo que su padre tiene la tarea de destruir.
Kíla – Mébh’s Tune
Fáelads: la mitología lupina de Irlanda
En el filme, la ciudad de Kilkenny no se refiere al condado real irlandés, sino a un reino basado en la mitología céltica: Osraige, u Ossory (como lo llamaron los ingleses), cuyo tótem era justamente un lobo; un reino irlandés del medievo surgido en el siglo I y gobernado por la dinastía Dál Birn hasta la invasión normanda en el siglo XII.
De ese mismo sitio proviene la leyenda de los hombres lobo de Osraige, descendientes de Laignech Fáelad, un hombre que tomaba la forma de un lobo mientras sus hijos lo seguían, según el tratado medieval Cóir Anmann.
Los lobos, extintos en Irlanda desde 1786, alguna vez fueron numerosos. En el imaginario de la isla estaban particularmente vinculados con las prácticas de las Fianna, posibles antepasados de los reyes de Osraige: bandas de guerreros nómadas que vivían en los páramos y de quienes se pensaba que estaban ligados con fuerzas sobrenaturales.
Estos jóvenes a menudo eran representados desnudos y despeinados o usado pieles de lobo, con atributos caninos y apariencia salvaje. O eran retratados como lobos que realizaban sus incursiones, cazando animales y humanos con una combinación de ferocidad, paroxismo, potencia sexual y destreza marcial.
Otras fuentes históricas de Wolfwalkers pueden ser los poemas del siglo XI, como De Mirabilibus Hibernie del obispo Patrick de Dublín. Éste describía a hombres capaces de transformarse en lobos, dejando atrás sus cuerpos humanos. Estos permanecían sin vida en casa hasta que el lobo pudiera regresar a él y así retomar su forma. Las lesiones sufridas por los lobos se reflejaban en los cuerpos humanos y la carne de sus presas aparecía en sus bocas.
Se cuenta que cuando San Patricio predicó en Irlanda, un clan se opuso a la evangelización más obstinadamente que cualquier otro, insultando de muchas maneras tanto a Dios como al santo, ladrando y aullando cuando él predicaba. Se cree que San Patricio rogó a Dios para que castigara al clan y que éste escuchó las súplicas del santo, convirtiéndolos en lobos al séptimo invierno. Ellos debían pasar esos siete años sin probar carne humana para volver a ser humanos y liberarse de la penitencia.
La leyenda más conocida fue registrada por Giraldus Cambrensis en su tratado Topographia Hibernica, que registra la historia de dos hombres lobo de Osraige que un sacerdote le contó personalmente.
A mitad de un viaje desde Ulster a Meath, el sacerdote y su compañero descansaban junto al fuego en un claro cuando un lobo se acercó y comenzó a hablarles. El lobo explicó cortésmente que su compañera estaba muriendo y pidió que el sacerdote le diera los últimos ritos. El sacerdote siguió al lobo hasta su madriguera. El lobo se acercó hasta su compañera y le quitó la piel para revelar una anciana debajo. Luego de que el sacerdote le dio el sacramento y ella murió, el lobo se quedó con ambos hombres platicando toda la noche.
Otros cuentos afirman que las criaturas, mitad lobo, mitad hombre o mujer, deambulan por los bosques, a veces depredando ganado y ovejas, y otras protegiendo a la gente. Por ejemplo, Albeo de Emly fue, según la leyenda, amamantado por una loba después de ser abandonado. En el imaginario actual, la mayoría de los sitios web y publicaciones consideran a los hombres lobo irlandeses como espíritus guardianes que protegían a los niños, a los heridos y a quienes se perdían en el bosque.
Estas nociones modernas y amigables sobre los lobos, así como sus facultades curativas, son incorporados a la manada de Mebh y Moll en Wolfwalkers.
Lord Protector: Oliver Cromwell
Al igual que numerosas películas para niños, el compromiso de la historia que nos cuenta esta cinta es narrativo y no necesariamente histórico. De ahí que la película pueda considerarse una ucronía que retoma la figura de Oliver Cromwell, desdibujando sus márgenes históricos.
Cromwell fue el Lord Protector o jefe de estado de la Commonwealth de Inglaterra, Escocia e Irlanda durante el Protectorado del Interregno inglés de 1649 a 1660.
La conquista de Irlanda se llevó a cabo entre 1649 y 1653 con Cromwell como uno de sus principales líderes militares al frente del New Model Army: un ejército “parlamentario” compuesto por soldados profesionales y generales expertos que se distinguía por su celo puritano. El propio Cromwell profesaba la fe congregacionista puritana, una facción religiosa radical del protestantismo calvinista que enfatizaba la autoridad suprema de Dios sobre los asuntos humanos.
Las fuerzas de Cromwell finalmente se impusieron sobre los irlandeses, terminando así con las guerras confederadas. Esta conquista, como la mayoría de las que realizó Inglaterra, fue brutal en extremo. Muchas de sus acciones son calificadas hoy en día como crímenes de guerra o genocidios directamente. Cromwell aprobó una serie de leyes penales en contra de la iglesia católica y confiscó casi todo el territorio. En la actualidad continúa siendo una figura odiada por los irlandeses y por algunos ingleses. Incluso Morrissey grabó la canción “Irish Blood, English Heart”, cuya letra ataca a la figura de Cromwell.
Todos estos rasgos militares y religiosos son recuperados en Wolfwalkers para caracterizar a Cromwell como Lord Protector. Como es de esperarse, el villano recibe su merecido en el filme, no sin antes ser mostrado como un ser cruel, pero aun así lleno de claroscuros, que busca acabar con los lobos del bosque para proteger a su pueblo e incluso perdona numerosas veces los errores y afrentas de Bill Goodfellowe.
Morrisey – Irish Blood, English Heart
Animación: el color y la forma como herramientas narrativas
Ya desde 2009, la película The secret of Kells era una declaración artística que apostaba por el renacimiento de la animación 2D y la experimentación con nuevos estilos de dibujo. El fuerte del estudio y de la película misma es su estilo y su estética. Chucho Calderón, del canal de YouTube La Zona Cero, nos da algunas claves para entender cómo el dibujo se utiliza para exponer los temas y conceptos que maneja Wolfwalkers a nivel visual y narrativo. Menciona que parece una animación simple, pero se compone de rompimientos estéticos abruptos, experimentales y creativos tanto a nivel de perspectiva (que busca emular los grabados medievales), como de variedad de técnicas.
Lo que hace que la película destaque visualmente es que, en ambos casos, ciudad y bosque, los personajes se fusionan con los fondos. Todo está trabajado de la misma forma, los personajes son parte del entorno y son uno con el mismo. Calderón continúa: Wolfwalkers trabaja visualmente con el concepto abstracto de la libertad a partir de la presentación de estas formas, usando elementos como la teoría del color y el trazo.
La ciudad y los habitantes de Kilkenny son cuadrados, angulosos y grises, su mismo trazo es negro y definido. Y todos parecen vivir atrapados, ya sea físicamente (Robyn, en casa y en su atavíos puritanos; Moll, en la jaula; e incluso el viejo Og, aprisionado en el cepo de madera a mitad de la plaza) o por su mismo diseño (como Bill o Cromwell). El bosque, en cambio presenta una fluidez hacia líneas curvas, similares a espirales de vapor, que se opone a las formas de la ciudad porque el dibujo es menos definido, de trazos burdos que no respetan las líneas que los delimitan y rellenos de colores opacos y menos sólidos que, por momentos, nos permiten ver la estructura general del dibujo (como en 101 Dálmatas) como si se pudiera ver el storyboard.
Estos contrastes no se limitan a las escenas, sino que se mantienen o cambian de acuerdo con el desarrollo de la trama y, más concretamente, del desarrollo de los personajes. Presentando un arco de evolución que se refuerza por el dibujo.
El caso más específico de esto es el de Robyn. Ella está diseñada con líneas muy definidas al inicio del filme, pero mientras se cuestiona su propia libertad, lo que quiere hacer y la ética de las reglas que le imponen, empieza a adquirir rasgo de la estética de Mebh. Tras recibir la mordida que la convertirá en wolfwalker, las líneas definidas de su trazo desaparecen de un fotograma al siguiente y cobra más vida y determinación que se expresan a través del movimiento y el cambio de matice en su paleta de colores.
Y más adelante, una vez transformada en loba, la estética del filme enfatiza un estilo aún más agresivo, fluido y desdibujado. De este modo expresa los sentidos de los lobos o sus capacidades curativas.
AURORA – Running With The Wolves
Música: Running With the Wolves
La banda sonora de Wolfwalkers está compuesta principalmente por el compositor francés Bruno Coulais (Coraline, Song of the Sea). Otras piezas son compuestas por Kíla, un grupo de música tradicional irlandesa. Esta agrupación colaboró con Coulais en la banda sonora de las tres películas de la trilogía de folklore irlandés.
Para este último filme, Coulais compuso el tema principal así como el score, mientras que Kíla compuso las armonías de Mebh y Robyn. Estas piezas resuenan con la tradición musical céltica y aparecen tanto en el filme como en los créditos finales. “Mebh’s Tune” es un tema rítmico y emotivo en el que predominan las percusiones, la flauta y el violín; mientras que Robyn’s Tune es un tema festivo que imita, con una flauta más aguda, el sonido de las aves.
Mención especial merece el tema promocional “Running With the Wolves”, de la filántropa y cantante noruega AURORA, que suena a mitad del filme. Esta canción fue reinterpretada para la película con arreglos de Coulais, ejecutados por la Orquesta Sinfónica de Bulgaria. El resultado es una canción que supera a la versión original al sustituir los loops y sonidos electrónicos por una instrumentación celta ejecutada por los músicos de Kíla. Mientras, la propia Aurora Aksnes enfatiza las emotivas aliteraciones y onomatopeyas de los aullidos en las palabras running y wolves de forma estremecedora.
Sin lugar a ninguna duda, puedo decir que esta canción ha pasado a formar parte del soundtrack de mi vida.
Wolfwalkers, un universo afectivo: análisis de personajes
Además de su tratamiento de temas en oposición como: la libertad y el colonialismo, el cuidado ambiental y el progreso, o la familia y la lealtad comunitaria, uno de los elementos que destacan en Wolfwalkers es su enfoque a partir de dos protagonistas femeninas. Mebh tiene más clara su identidad y su conflicto gira en torno a la desaparición de Moll. Pero el arco de Robyn tiene que ver completamente con el rol de la mujer en la sociedad puritana, que puede extrapolarse a la actual. La cofia blanca que Robyn constantemente se quita de la cabeza y tira al piso, y que finalmente desecha antes de oponerse a su padre para salvar la vida de Moll, funciona como un símbolo de esta lucha interna entre los valores que ha recibido y aquellos que ha descubierto por sí misma y desea representar.
Sin embargo, estos elementos, que podríamos definir como políticos o narrativos, quedan en segundo plano ante el despliegue del universo afectivo que ocurre en las relaciones e intercambios de los personajes. La película dedica bastante tiempo a desarrollar estas interacciones. Cada uno tiene la oportunidad de equivocarse y rectificar, de salvar y ser salvado por otro; cada uno tiene un momento de ternura dedicado a los otros. Estos detalles refuerzan las relaciones entre ellos, porque muestran la vulnerabilidad de todos, pero también sus momentos de fortaleza, solos y juntos.
Kíla – Robyn’s Tune
La relación de Robyn con Bill ejemplifica el cambio de centro en muchos valores familiares de las sociedades actuales. Es una relación horizontal, pues a pesar de los múltiples errores de Bill o la irreverencia de Robyn, padre e hija se tratan siempre como iguales, con un respeto que no tienen que ver con la edad o la posición de cada uno. Bill, soberbiamente interpretado por Sean Bean, desafía el paradigma del típico padre sobreprotector que suele aparecer en la mayoría de las películas infantiles. Es un padre que experimenta emociones y preocupaciones en silencio, como muchos varones, pero con la diferencia de que no mantiene esa coraza cuando llega el momento de relacionarse con su hija, mostrarle su vulnerabilidad o, incluso, reprenderla. Es una relación ficticia, cinematográfica, es verdad, pero no deja de ser también un ideal al cual podemos aspirar.
Hay una escena en la que las niñas platican y discuten sobre el tronco de un árbol poco después de volverse amigas. Ambas niñas descubren que tienen demasiado en común: su espíritu libre, su vida marginal y solitaria. Mebh se muestra preocupada por el paradero de su madre. Mientras discuten, Robyn toma el cabello de su amiga, lo coloca en su regazo y comienza cepillarlo y a quitarle la hojarasca. Creo que esa escena resume el espíritu de la historia, ese universo íntimo y afectivo capaz de grabarse en nosotros. Esta es una película que merece más de lo que ha recibido. Cruzaré los dedos en espera de que pronto lo obtenga.
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