[bigletter custom_class=»»]Suelo llegar a destiempo y empezar por el final: conocí a Mac Miller en el cuarto mes de la cuarentena, no sabía nada de él y elegí escuchar Circles. En ese entonces yo evitaba cualquier cosa que me evocara tristeza y no lo entendí.[/bigletter]
Mac Miller llegó a mis oídos cuando decidí que era tiempo de reconciliarme con el género, luego de varios años de tenerlo relegado porque me recordaba lo que un día se me fue de las manos. El problema fue que conocí a un rapero antes que al rap. Tardé en entender que la culpa no era de la música ni del músico, en el (des)amor no hay culpables.
Algunas semanas después, una afortunada casualidad de YouTube (me rehúso a reconocer la precisión del algoritmo) reprodujo el Tiny Desk Concert mientras no tenía el celular a la mano y lo que escuché no era triste, aunque seguía siendo la misma voz llena de nostalgia y hasta desolación.
Y entonces quise conocer más. Hasta ese momento supe la historia de su vida y muerte… a destiempo una vez más.
Mi recorrido por la discografía de Mac fue en reversa: me enfoqué unos días en Swimming, después me estacioné en The Divine Feminine y las colaboraciones me llevaron a explorar a otros exponentes, pero pronto volví para escuchar el GO:OD AM. Y pasó lo que siempre pasa cuando algo me gusta: busco información, entrevistas, videos, conciertos… y me quedo otro rato más en todo lo que encuentro.
Comienzo a creer que Mac Miller no llegó a destiempo a mi vida, antes no habría podido verdaderamente entender que los puntos bajos son tan importantes como los altos; que no es real ni posible la felicidad permanente que, en especial en estos tiempos, se nos exige en todos lados (el bombardeo es tal, que nos lleva a pensar que estamos fracasando por no saber lidiar con lo que sucede afuera y cada vez más cerca).
La claridad y honestidad en las barras de Mac es lo más alentador que he encontrado en los últimos meses; de una manera que no puedo explicar, mi corazón ya no se encoge cuando mis oídos escuchan una perfecta escena del desastre, cuando se habla de lo jodido que puede verse el mundo pero confiar en que, eventualmente, todo estará bien.
Después de un tiempo, vuelvo a creer que la música y el amor nos mantienen vivos, felices o tristes, pero vivos. Y que a veces las lecciones llegan de quien menos lo imaginamos.
Hoy, lo único que miro a destiempo es este posteo de no cumpleaños número 29 a Mac Miller.
Canción: Good news
Álbum: Circles (2020)