¡Ella Suena! Y Pachuca escucha: así se vivió la segunda edición del festival internacional Drum Fest.

Por: Keyla Stanford

Lo lógico es pensar que, por la naturaleza de esta revista, somos muchos los lectores que compartimos la pasión por la música. Unos cuantos la practicamos, pero poquísimos son los que consiguen encontrar en la música un camino de vida estable. Dentro de este ya reducido grupo, las mujeres encuentran un reto mayor para abrirse paso en un entorno históricamente dominado por hombres.

Con este reto en mente, el pasado 23 y 24 de agosto se llevó a cabo la segunda edición del Drum Camp en el Centro Cultural del Ferrocarril con más de 20 bateristas mujeres de México y Latinoamérica bajo la organización de las agrupaciones femeninas “Ella Suena” y “She’s got the groove

Este evento, concebido como un espacio de cultura, formación y sororidad, ofreció una plataforma para que artistas emergentes y consolidadas compartieran experiencias, conocimientos y escenarios.

A lo largo de dos días, las participantes disfrutaron de masterclasses, conciertos, exhibiciones de marcas especializadas y sesiones de networking, todo en un ambiente que fomentó la colaboración por encima de la competencia.

El cartel estuvo integrado por figuras destacadas en la industria musical mexicana, como Elohim Corona, exbaterista de Moderatto, y Jime Pau, baterista de Alejandra Guzmán, entre otros representantes de 10 estados de la república.

También estuvieron presentes reconocidas figuras de la escena latinoamericana, como Cinthia Concia —de origen argentino, actualmente radicada en México, fundadora de Ella Suena y artista TRX y Yamaha—, JB Drummer desde Colombia, y Darkie Drums, representante de Guatemala.

 

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Diversidad y talento

Es gracias a esta diversidad de talentos, que el escenario se llenó de una amplia variedad de géneros musicales, ofreciendo a las y los participantes la oportunidad de aprender de algunas de las mejores exponentes de la batería en la región.

La experiencia fue profundamente significativa para muchas de las participantes.

“A veces una se siente solita, sobre todo cuando empiezas tocando en los bares. Los bateristas eran muy buenas personas, pero todos eran hombres; yo era la única niña, y aparte, chiquita. Entonces llego aquí y hay cuarenta bateristas. Mujeres. Es muy impactante”

Compartió Paola Solís, baterista de Whisky & Wimmen.

“Es una experiencia muy importante y significa mucho aprender de alguien más que te enseñe, ver sus técnicas, lo que hacen en el escenario y ver que lo disfruten (…) Creo que ahí está lo más importante, que nunca se desanimen y siempre estén aprendiendo de nosotras mismas y de otras personas”.

Este movimiento comenzó en 2019 de la mano de Cinthia Concia, quien ha impulsado un esfuerzo internacional por reducir la brecha de género en la música. Gracias a su liderazgo, hoy se apoya a más de 500 mujeres al año y se han organizado múltiples festivales tanto en México como en el extranjero, en alianza con iniciativas como She’s Got the Groove, promovida por Yamaha.

En los últimos años, la escena musical latinoamericana ha sido testigo de una poderosa irrupción femenina: mujeres que no solo se abren paso, sino que están redefiniendo géneros, rompiendo estereotipos y liderando movimientos culturales.

Drum Camp es una muestra clara de que la música, en manos de estas artistas, no solo suena distinto, sino que también transforma realidades.

Sobre el autor /

Redacción de Melómano Magazine.

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