Live Aid 1985: el día que la música se convirtió en esperanza
“La música no cambiará el mundo, pero puede cambiar la mente de quienes lo habitan”, dijo alguna vez Bono, líder de U2. El 13 de julio de 1985, millones de personas alrededor del mundo sintieron que la música, al menos por un día, sí podía cambiarlo todo.
Ese no fue un día cualquiera. Fue un momento histórico en el que la música se transformó en un puente de solidaridad, esperanza y acción. El mundo entero se detuvo para presenciar Live Aid, un evento sin precedentes que unió a las mayores estrellas del rock y el pop con un solo propósito: recaudar fondos para combatir la terrible hambruna que azotaba Etiopía.
Los antecedentes: cuando la música decidió no quedarse callada
A principios de los años 80, Etiopía vivía una de las peores crisis humanitarias del siglo XX. La sequía, la guerra civil y la falta de acceso a alimentos, provocaron una hambruna devastadora que dejó más de un millón de muertos y a millones más en riesgo. Un desgarrador informe de Michael Buerk transmitido por la BBC impactó profundamente a la opinión pública internacional.
Uno de los más conmovidos fue Bob Geldof, líder de la banda irlandesa The Boomtown Rats. Junto a Midge Ure, de Ultravox, en 1984 compusieron la canción “Do They Know It’s Christmas?”.
En tan sólo unos días, Geldof y Ure reunieron a grandes agrupaciones y solistas del momento como George Michael, Duran Duran, The Police y Bananarama, entre otros, con el objetivo de grabar una canción navideña y donar lo recaudado a Etiopía.
«One, two, three, four», marcaron Simon Lebon y Geldof antes al mítico coro «Feed the world, let them know it’s Christmas time again!», que más tarde se convertiría en la frase principal de la causa. Con sintetizadores y campanadas navideñas, la Band Aid grabó el 25 de noviembre de 1984, aunque el mezclar y editar fue una odisea ya que todo se hizo el mismo día para ser publicado el 3 de diciembre.
El sencillo vendió más de 3 millones de copias en el Reino Unido y recaudó más de 8 millones de libras esterlinas. Sin embargo, Geldof comprendió que se necesitaba un esfuerzo aún mayor. Así nació la idea de Live Aid: un concierto simultáneo en dos continentes, transmitido en vivo y con el respaldo de los artistas más grandes del momento.
Un evento, dos continentes, una causa
El 13 de julio de 1985, mientras amanecía en Londres, el estadio de Wembley, con capacidad para 72,000 personas, abrió sus puertas para corear juntos sus canciones favorias, pero sobre todo, para ayudar a Etiopía. Al otro lado del Atlántico, el estadio JFK de Filadelfia, con 100,000 asistentes, hacía lo propio. Ambos conciertos fueron transmitidos vía satélite a 1,500 millones de espectadores en más de 150 países.
La lista de artistas era simplemente espectacular, y ni hablar de las actuaciones que cada solista y agrupación nos regalaron aquel día. Se transformaron en momentos inolvidables en la historia de la música que, hasta hoy, siguen impactando y sorprendiendo a las masas.

Cartel de Live Aid. 13 de junio 1985.
En Londres, la jornada inició con Status Quo y su enérgico “Rockin’ All Over the World”. Le siguieron actuaciones de Elvis Costello, Sting, Phil Collins, U2, David Bowie, The Who, Dire Straits, Paul McCartney y uno de los momentos más recordado y emotivos: Queen.
Queen: un reinado inolvidable
Cuando Freddie Mercury, Brian May, Roger Taylor y John Deacon subieron al escenario de Wembley, poco después de las 6 p. m. hora local, y la historia del rock cambió para siempre. En apenas 20 minutos, Queen ofreció una actuación legendaria: “Bohemian Rhapsody”, “Radio Ga Ga”, “Hammer to Fall”, “Crazy Little Thing Called Love”, “We Will Rock You” y “We Are the Champions” retumbaron en un estadio completamente entregado y coreando cada canción.
El carisma y la energía de Mercury —aquel icónico “Eh-Oh” coreado al unísono— se convirtieron en el símbolo no oficial de Live Aid. Su performance fue tan impactante que, años después, sería elegido como el mejor concierto en vivo de todos los tiempos.
Sobre el escenario, Freddie gritó: “Let’s do it together!” antes de “We Are the Champions”, una invitación que trascendió lo musical y se convirtió en un mensaje de unidad global.
U2 y la conexión humana
Continuando con las actuaciones memorables, en la lista está la presentación de U2. Durante su interpretación de “Bad”, Bono bajó del escenario para abrazar y bailar con una fan del público, en un gesto espontáneo que reflejó el espíritu del evento: cercanía, empatía y humanidad. Esa actuación catapultó a la banda irlandesa al estrellato mundial.
“No podíamos solo cantar y marcharnos. Teníamos que hacer algo más… conectar”, diría Bono años después.
Phil Collins: el hombre en dos continentes
Uno de los momentos más curiosos fue protagonizado por Phil Collins, quien tras tocar en Wembley, abordó el Concorde rumbo a Filadelfia para presentarse horas después en el estadio JFK. Fue el único artista en actuar en ambos escenarios el mismo día.
Al ser cuestionado por su hazaña, Collins respondió con sencillez: “Si podíamos ayudar, ¿cómo no íbamos a hacerlo?”

Phil Collins y Sting en el estadio J.F Kennedy. 13 de julio de 1985.
Filadelfia: la potencia americana
Mientras en Londres el evento se acercaba al final, en Filadelfia, gigantes como Madonna, Led Zeppelin (con su primera reunión tras la muerte de John Bonham), Eric Clapton, Mick Jagger, Tina Turner, Bob Dylan, Neil Young, Tom Petty y The Beach Boys ofrecieron actuaciones vibrantes.
Un momento cumbre fue el dueto entre Mick Jagger y Tina Turner, quienes cantaron “State of Shock” e “It’s Only Rock ‘n Roll” con una energía desbordante.
Al final del set, Tina exclamó: “¡Esto es por los que no tienen voz!”
Otro instante emotivo fue cuando Bob Dylan, acompañado por Keith Richards y Ronnie Wood, tocó “Blowin’ in the Wind”. Aunque su comentario sobre donar a agricultores estadounidenses generó controversia, Dylan defendió su postura diciendo: “El hambre es hambre, en cualquier lugar del mundo”.
Let them know it’s Christmas time again!
En Wembley, antes de dar por finalizado el Live Aid, Bob Geldof anunció el último número de la noche, el cual sería Do The Know It´s Christmas? algo más grande que la música llenó el aire.
Sobre el escenario, Band Aid —un mosaico de voces legendarias unidas por la empatía— alzó su canto no como artistas individuales, sino como una sola voz al servicio de la humanidad. En ese instante, miles de personas en el estadio y millones más en el mundo sintieron que la compasión podía hacerse coro, que la solidaridad tenía melodía y que la esperanza, cuando se canta en conjunto, suena aún más fuerte.
No era solo un concierto, era un acto de unidad sin precedentes. Allí estaban Bono, George Michael, Paul Young, Sting, el regreso de McCartney a los escenarios, Roger Daltrey, y tantos otros, compartiendo micrófonos y miradas cómplices, recordándonos que ningún dolor humano nos es ajeno.
Con cada verso, “Feed the world” se transformaba en un llamado al corazón colectivo, demostrando que cuando la música abraza una causa, puede inspirar al mundo entero a levantarse y actuar. Wembley vibró con un mensaje eterno: cuando las voces se unen, los muros se caen.

Band Aid cantando el número final en Wembley: ‘Do They Know It´s Christmas?’
Podrá ser una idea romántica e idealista de que el mundo puede cambiar con un concierto, una canción, y probablemente no pueda cambiar del todo, pero sí brindar una esperanza, un acercamiento a una nueva oportunidad de vivir.
La recaudación y el impacto
Al final de la jornada, Live Aid había recaudado alrededor de 127 millones de dólares, una cifra enorme para la época. Los fondos fueron destinados a programas de ayuda alimentaria en Etiopía y otros países africanos.
Más allá de lo económico, Live Aid marcó un precedente en la forma de hacer activismo social desde la cultura pop. Fue el primer gran concierto benéfico global, modelo de futuras iniciativas como Live 8 (2005) y Global Citizen Festival.
El legado que sigue vivo
Hoy, a 40 años de aquel inolvidable 13 de julio, Live Aid sigue siendo recordado no solo como un espectáculo musical, sino como un acto de solidaridad humana sin igual. Mostró que la música —cuando se une con propósito y corazón— puede mover montañas, cruzar fronteras y sembrar esperanza en los lugares más oscuros.
Como dijo Bob Geldof al final del concierto: “No se trata solo de mirar, se trata de hacer algo”.
Esa frase resume el espíritu de Live Aid: un grito colectivo de humanidad, un canto de esperanza y una lección eterna sobre el poder de la acción colectiva.

Live Aid, 1985.