Un halo de misterio

Música y fama son dos conceptos que suelen asociarse mucho hoy en día, aunque no siempre haya sido así. Por siglos y entre muchas culturas, la música ha sido y sigue siendo colectiva, anónima o indiferente al autor.

Actualmente, la industria del entretenimiento hace parecer que la música solo tiene legitimidad cuando vende millones de algo, cuando es masiva, top, tendencia; pero sobretodo, cuando logra crear un amplio fanatismo alrededor del interprete.

Es una fórmula mercantil global que comenzó con la elvismanía y la beatlemanía y que se ha seguido desarrollando de muchas formas, cada vez más agresivamente y siempre basada en un comportamiento obsesivo colectivo.

Afortunadamente, dentro de la escena convencional, también se filtran agentes del caos con una actitud renegada o deliberadamente transgresora. Apuestan por una rebelión de las formas para cuestionar los fondos. Son distintos los medios que utilizan para ir a contracorriente del canon.

Al humano le sigue intrigando lo que no conoce, suele temerle pero también fascinarle. Es difícil describir el efecto de una música que cautiva, pero cuyo autor, interprete o referencia no se sabe.

“Some strange music draws me in, makes me come on like some heroin…”
-Dancing Barefoot, Patti Smith.

Es un efecto similar al provocado por artistas que se rehúsan a hacer explícita su identidad o su apariencia. Por diferentes razones y objetivos distorsionan su rostro, su cuerpo, su identidad o su personalidad.

Entre los pioneros están sin duda The Residents, amos del disfraz, eclécticos y freaks; anticipados a la era multimedia, tan extraños como lo pueden ser unos seres con un globo ocular por cabeza y vistiendo de frac. Durante cinco décadas, todos sus miembros, excepto Hardy Fox, quien dejó la banda en 2016 y murió en 2018, han intentado permanecer anónimos.

También está Buckethead, excepcional guitarrista que se esconde tras una máscara blanca inspirada en cintas de horror y una cubeta de pollo KFC en la cabeza. Por muchos años ha ocultado todo sobre su vida privada, priorizando su talento como compositor y ejecutante, sembrando en una enorme cantidad de oyentes el deseo de iniciarse en la guitarra.

Aphex Twin, aunque no oculta su rostro ni su nombre, en muchas de sus imágenes aparece bizarramente deformado o con una sonrisa dantesca. Suele dar información falsa o encriptada sobre sus lanzamientos, sus alter egos y su vida personal.

Otro proyecto perturbador, tanto en lo sonoro como en lo visual, es el de Gazelle Twin, compositora, música, cantante y artista visual de nombre Elizabeth Bernholz. Utiliza una estética enigmática y tétrica en cada una de sus producciones, dotando su obra de un concepto total, siempre con un halo de misterio.

En otras latitudes sonoras tenemos a Dengue Dengue Dengue, el dúo de músicas electrónicas afroperuanas que utiliza elaboradas máscaras en sus presentaciones en vivo.

Y no dejar de mencionar a The Warheads, un supuesto colectivo anónimo de improvisadores con base en San Francisco, con una larga producción independiente en la que cuidan muy de cerca no sólo la música, sino la forma en la que suena, aplicando la manipulación digital a instrumentos y sonidos originalmente grabados en cintas analógicas.

Están también los casos de una sola persona usando infinidad de alias como Uwe Schmidt que firma bajo el nombre Atom™, Señor Coconut, Atomu Shinzo, Dr. Mueller, Flextone o Flanger, entre muchos más. En el caso de este músico alemán, no es sólo el nombre el que cambia, sino todo el concepto detrás. Ximo Noguera está lanzando su libro “Atom™, el virtuoso inconformista” en una edición bilingüe que profundiza en el polifacético artista como nunca se ha hecho anteriormente.

Richard H. Kirk, quien fuera antiguo miembro de la banda Cabaret Voltaire, a su vez, se ha hecho llamar Anarchia, Chemical Agent, Electronic Eye, Nine Mile Dub, Reflexiv, Sandoz y muchos otros apodos más. Imagino que gusta de diluirse en otros nombres, multiplicarse, inventarse una y otra vez; ser uno y otro a la vez.

Pero sin duda, la expresión más radical del anonimato musical en este campo posiblemente la podemos encontrar en todas aquellas producciones sin firma; música de un artista desconocido (unknown artist).

Son varias las razones por las que alguien decide renunciar a la autoría, puede ser que esté usando samples sin permiso, que su remix no sea oficial o que esté lanzando un bootleg; que un sello discográfico quiera centrarse en el estilo y no en los nombres de su colectivo o que un artista reconocido por otro nombre quiera producir algo sin arriesgarse, pero siempre será un acto rebelde en cierto modo en un mundo en que el ego es el motor de todo.

Sobre el autor /

Gusto de hacer composiciones, sonidos, compilaciones, mezclas sonoras y grabaciones de campo. Adicto a la música.

Deja tu comentario

Your email address will not be published.