Alika: roots, respeto y jengibre

 “El poder femenino es silencioso, oscuro, misterioso, curativo, nutritivo. Una mujer puede entrar en una habitación y controlarla. Ni siquiera tiene que abrir la boca si sabe dónde está su poder”.

Iyanla Vanzant

 

Imagina un domingo cualquiera.

Entran por tu ventana los reveladores rayos del sol, te levantas y lo primero que ves es a tu amigo de cuatro patas, lo acaricias y te agradece; vas a la cocina, calientas el cafecito de anoche y los panes con mantequilla, te sientas a disfrutarlos mientras escuchas las noticas y le respondes el mensaje a mamá. Es un día donde no hay salidas ni visitas, tampoco mucho dinero. Un día más de tu rutina dominical.

¿Cuántos y cuántas de nosotras pensamos en qué valiosos pueden ser esos días? No por ser horas de no-trabajo sino por el aprendizaje que se puede obtener de ellas, es decir, cuando observamos la potencialidad de la sencillez, la lentitud y el reposo, podemos discernir entre lo que realmente es importante y lo que no, lo que verdaderamente somos y lo que no.

Entre tanto caos nos cegamos y asfixiamos… siempre queremos un respiro. La prisa y el consumo, invenciones del capitalismo, nos orillan siempre a exigirnos de más, a no mirarnos frente al espejo para preguntarnos ¿Qué carajos pasa conmigo? ¿Qué siento? ¿Qué necesito? ¿Qué puedo hacer? ¿Estoy haciendo lo correcto? Los momentos de observación y calma son un tesoro, nos enseñan y recuerdan que día a día tenemos que dar la batalla, nos recuerdan el poder que tenemos, ese que habita en nuestro subsuelo.

Podríamos decir que es una de nuestras misiones, levantarnos y pelear. Pelear con nuestras polaridades, vanidades, egoísmos, exigencias sociales, compras innecesarias y una lista larguísima; esto no significa que tenemos que estar en eterno conflicto, al contrario, se trata de aprender a respetarnos, a lo que realmente somos, a los demás, a nuestro entorno, a la vida y al poder que nos dio.

Pero, entre tanta confusión y violencia a la orden del día, para muchas de nosotras y ustedes se vuelve algo casi imperceptible… lejano.

Envuelta en ese pensamiento y no hace muchos días, volví a escuchar a una mujer que siempre me recuerda lo importante que es hacernos responsables de nuestros propios problemas y lo inexcusable de tomar en nuestras manos nuestro poder. Estoy hablando de Alicia Dal Monte Campuzano, uruguaya de 44 años quien se ha convertido en uno de los mayores referentes del roots reggae de habla hispana, sí, mejor conocida como Alika.

Quizá la mayoría la ha escuchado. Por mi parte fue en la época de la preparatoria, cuando empecé a ir a los toquines y a las fiestas donde se armaba el slam y los bailes de Dancehall.

El nombre de Alika es de origen nigeriano y tiene un significado asociado con la belleza, se puede decir como “la más hermosa”. Y sí, Alika es una mujer hermosa en todas las extensiones. Me he detenido a ver un poco de sus video blogs e historias que sube en sus redes sociales y su carisma es iluminador, me transmite todo el tiempo esa lucha de ser una misma siempre, con chistoretes y naturalidad es como cuenta sus anécdotas, mensajes y relatos sobre ella.

El camino de su influencia por el hip hop desde su infancia la hizo conocer a Malena D’Alessio, otra mujer brillante que en su momento hablaremos de ella y con quien fundó en 1994 el dúo Actitud María Marta,​ una de las primeras bandas de rap femenino de Argentina y América Latina, que de acuerdo a los datos, en esa década fueron reconocidas como la banda Revelación. Sin embargo, como a muchas personas nos pasa, el tiempo nos enseña y nos da la necesidad de forjar nuestro propio camino y muchas veces eso nos lleva a dejar atrás a personas, trabajos, lugares, etc. Ella dejo el dúo del momento para comenzar con Alika & La Nueva Alianza, entregándose de un clavado a los ritmos de origen jamaiquino: el reggae.

Esto me hace recordar cuando dejé la casa de mis abuelos para ir en busca de lo que quería… en ese momento, fue difícil, no solo por los gastos económicos que ya sabemos, sino por un tornado de emociones que salieron a flote y no entendía por qué ni supe qué hacer hasta tiempo después, y vaya que me trajeron muchas experiencias agrías y otras no tanto. Pero también mucho conocimiento sobre mi misma y de los demás, de eso se trató, supongo. ¿Alguna persona se siente identificada?

Alika ha logrado muchas cosas, su presencia escénica la ha llevado a compartir su música en Sound Systems y festivales en diversos países como Estados Unidos, México, Costa Rica, Venezuela, Colombia, Perú, Uruguay, Chile y Argentina. Por otro lado, le gusta diseñar ropa, hace unos años lanzó su propia línea de ropa Alika Tresde, incluso Adidas la eligió para vestir exclusivamente su línea urbana Adidas Originals.

 

Cuando escucho las letras claras y directas de la cantante y productora, sale a la luz el sentimiento de fe y poder para luchar por un lugar más justo. Esas letras que hablan del respeto, la dignidad, la opresión, la justicia, el tercer mundo, las problemáticas de los barrios y la confianza en uno mismo; esa confianza que en muchos momentos nos hace falta, creer en nosotros y nosotras mismas es urgente, muchas cosas se abrirían ante nuestros ojos, cosas que ni pensamos en este momento.

“El racismo, imperialismo, capitalismo, colonialismo, fascismo, jerarquía, es una gran cuota de egoísmo”, es una frase que podemos escuchar en la canción «Ejército, despierta» que, por cierto, para hacerla se inspiró en el dúo de hip hop Dead Prez, una de sus bandas favoritas, “ellos usan un símbolo que está en todos sus discos y ese símbolo fue la inspiración para esta canción”, dijo. El símbolo es un hexagrama, “simboliza el agua subterránea que va juntándose en el interior de la tierra, así como las fuerzas de un pueblo se reúnen durante la paz o la aparente tranquilidad de manera invisible, pero están disponibles en todo momento como fuente de poder, el ejército constituye una masa que para convertirse realmente en ejercito requiere organización, requiere un despertar y una disciplina. Somos todos nosotros, los que queremos una sociedad más justa, no importa el lugar del mundo en el que habitemos”.

Para Alika la música es un estandarte de conciencia, para reflexionar y cuestionarse, para sentir y agradecer la vida.

 

 

Alika me revive esa parte de energía y lucha que tengo en mí. Somos mujeres que, al igual que a muchas, nos gusta caminar millas para conocer una ciudad o pueblo, ver películas, abrazar a los nuestros, cocinarnos, bailar, reír, simplemente así.

Ella da talleres de rap y reggae, me parece que, para todas las edades, la educación artística es necesaria para las circunstancias de este mundo; a Alika le gusta la gimnasia artística, el parkour, pulque, café, viajar y la medicina natural. Tiene una hija llamada Kibir, quien es una gran ilustradora e incursiona en la música también.

“Respeto a los derechos humanos, respeto a la vida y a la tierra es nuestra política”.

Y como dice también, hay que aprender a disfrutar de las pequeñas cosas y agradecer. Estos días me he preguntado qué tan egoísta he sido conmigo misma y con los demás, a veces pensamos que no, pero cuando rascamos en nuestras reflexiones nos damos cuenta que sí, el egoísmo puede estar disfrazado de muchas cosas, aunque también es en muchas circunstancias algo subjetivo. De cualquier forma, no está demás qué también ustedes se lo pregunten.

Necesitamos dejar de victimizarnos y ocuparnos más en nuestros problemas y emociones, empezar a ver lo importante: la comida, el agua, el viento, el afecto y su responsabilidad, la vida.

Y como dice la canción «Jengibre»:

«No compongo canciones para llorar en solitario
Solo quiero que respetes cuantas visiones del mundo hay
Sabrosa como el mango con chile
Todas las verdades que se me ocurran yo te diré»

1996 Acorralar a la bestia (Actitud María Marta)

2000 No dejes que te paren

2003 Sin Intermediarios

2006 Razón Meditación Acción

2008 Educate Yourself

2009 Mad Professor Meets Alika

2011 Alika Live Niceto Club

2011 Unidad y Respeto Mixtape

2012 Dub Yourself (Remixes)

2014 Mi Palabra Mi Alma

 

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