[bigletter custom_class=»»]Hoy no sé por dónde empezar, me rehúso a pensar que ya fue escrito el punto final de la historia y quiero creer que sin un adiós no hay despedida que cuente y no debe siquiera nombrarse, mucho menos llorarse.[/bigletter]

Nos dijimos nos vemos al rato como hacíamos esos días que nos unían, grises y solos –los días y nosotros-; quedamos de llamar un par de horas después para pasar la tarde juntos. Un beso en los labios, breve y casi fraterno; no un beso desbordado ni uno lleno de pasión, un beso simple de tan natural.

Cielo nublado, fina llovizna de septiembre; tu mano en mi cintura, mi mano en la tuya, directa mi boca hacia la tuya, muy por encima de mi cabeza. Un beso abrazado, en silencio y lleno de este amor que tengo por ti y no sé cómo explicar. Un amor que decidí entregarte a cuentagotas durante una década y no desbordado en un par de meses para luego hacer lo que siempre hago: arruinarlo todo.

Nunca te lo dije, pero recuerdo bien el momento en que me prometí no hacerte daño, no a ti; habría odiado mentirte, jugar con la devoción que tenías hacia mí de modo permanente y yo sólo cuando la soledad golpeaba fuerte a mi puerta.

No creo que deba olvidarte porque no quiero pensar que no volveré a verte.

Tengo tanto que contarte, pero siempre pensé que nos sobraría el tiempo para mirarnos a los ojos y decirlo, con detalles. Mira que estar juntos tantos años gracias al azar, no podía pasar más que seguir así. Debía seguir así.

Lloré tanto, te busqué tanto… caminaba hasta tu puerta con las manos temblando y el corazón apretujado al presentir que no estabas allí, como siempre estuviste para mí. Un timbrazo, dos, tres; un día, dos semanas, los meses. Pero nada, sólo silencio y vacío. Cada nueva incursión hacia ese lugar no te arrojaba hacia mí. Fantaseé demasiado con el momento de verte abrir la puerta y entonces reclamarte por desaparecer así, por alejarte de tu sitio junto a mí sin decir nada. Pero esa puerta no se volvió a abrir.

He dicho tu nombre más veces en nueve meses que desde el día que te conocí. Te busqué en sueños para verte de nuevo, sólo para despertar llorando por no encontrarte ni siquiera allí. Hasta que una noche te soñé bajo la llovizna y me diste el mismo beso de aquel septiembre, con tu mano en mi espalda y luego tus labios en mi oído, sin palabras pero con tu calor me dijiste estoy bien.

Te he dejado de buscar en la realidad, pero sigo preguntando por ti en cada sueño. Has aparecido un par de veces, en ambas me has mirado y me has besado y me has dicho con tu cuerpo cercano que todo está bien y que tu calor sigue encendido, que tu vida ha vuelto a comenzar y que no has dejado de pensar en mí. Y entonces despierto feliz. Pero después recuerdo que a veces los sueños no se cumplen, al menos no para mí, y que quizá todo es un truco de mi subconsciente para que deje de pensar en ti, pues ya está harto de buscarte en cada auto, en cada parque y cada calle que un día caminamos de la mano y al año siguiente codo a codo, y al año siguiente muy juntos pero tristes, tú por tu miedo a fallar y yo por mi impotencia para reconfortarte, aunque insistías que te curaba sólo con mi escucha, con mi voz diciendo que todo estaría bien y que yo estaría contigo siempre.

No pensé que te amaba tanto. Lo he descubierto desde que te perdí. ¡Ja!, otra vez no supe aprovechar el tiempo con alguien, otra vez no atesoré el regalo de la existencia mutua en un mismo tiempo y un mismo espacio. Otra vez…

¿Recuerdas el día que corriste bajo la tormenta para ayudarme a sacar mi vida del charco en el que yo misma decidí sentarme a llorar? Ese día me dijiste te amo. Y me tembló el alma para decirte yo también, porque no había tenido un amor de esos, de los que nada piden, de los que nada riñen ni exigen ni despiertan a las tres de la mañana ahogados en alcohol. Y hoy no estás aquí para mirarte a los ojos y decirte yo también te amo. Hoy no estás…

 

Goodbyes

Lost & Found (2018)

Jorja Smith

Sobre el autor /

Mujer, pachuqueña, escritora y correctora de estilo. Dibujo feo pero quiero bonito.

Deja tu comentario

Your email address will not be published.