Para todas las nietas y amantes de la luna, es bien sabido que la de octubre es sumamente especial en todas sus fases, está conectada con las esencias y la energía femenina de fecundidad y gestación. Lo que hace aun más mágico este octubre 2020, es que tendremos dos lunas llenas, una iniciando el mes y la otra concluyéndolo.

Cada fase lunar se conecta con las aguas de nuestro cuerpo, sobre todo con las energías femeninas. La naturaleza se comunica en todos sentidos con cada ser vivo; podemos observar que el sol es la energía que da vida y que mueve todo lo existente, inyecta luz y esa luz da paso al movimiento, electrifica, nos invita a vivir, a fluir, a danzar, a salir del caparazón y mostrarnos al exterior. Las energías de la luna se conectan con la fertilidad y con las aguas, con las mareas y también con esa energía de descanso y reposo. La luna magnetiza, atrae esa energía del sol para poder dar paso a la unión y a la cocreación. La luna nos invita al reconocimiento del interior.

Esos dos grandes seres nos hablan a través de sus fases y de las estaciones. Son los directores de orquesta de los movimientos de la hermosa madre tierra.

La luna de octubre esta muy conectada con todas las magas, las danzantes, sacerdotisas y curanderas, pues todas se reúnen en círculo para invocar a las fuerzas invisibles, a las energías radiantes y así danzar ofrendando sus pasos a la abuela luna y a la madre tierra. Se invoca el poder del círculo, de la manada, de las lobas y lechuzas.

Les quiero hablar un poco de la energía lunar, me parece fascinante la manera en que el gran ser vivo universo nos habla a través de su materia. La luna llena representa el momento de ovulación, cuando la célula más grande de la mujer a completado su maduración y está lista para ser tocada por la energía masculina que electrifica, así como lo hace el sol. Esta bella célula contiene en su membrana información ancestral, el óvulo es quien magnetiza la energía del espermatozoide y lo atrae, este inyecta la electricidad para dar inicio a la creación.

Pero la ovulación no es exclusiva del acto sexual y la concepción, todos los seres, mujeres u hombres, llevamos energías masculinas y femeninas por dentro. La ovulación nos invita a conectar con esas memorias ancestrales que están disponibles, abrazarlas con la energía del corazón donde se representa lo masculino en nosotras y entonces dar a luz nuestros dones y virtudes, nuestros sueños.

En la luna llena la marea está arriba, mis aguas están elevadas, las emociones más estables, estoy radiantemente tocada por el sol. Mis pensamientos más quietos y claros. La luna también me comunica la relación que tengo con las glándulas de mi cuerpo y con mis chakras. Estoy en el momento del esplendor y de maduración, donde la progesterona está en altos niveles para darle consistencia al endometrio, que puede ser el hogar de un nuevo latido.

Poco a poco van bajando mis agüitas y van regresando al tallo de la flor. Si no se dio una fecundación física, todo lo que química y biológicamente pasó en mi cuerpo, comienza un nuevo ciclo, que es la etapa de la luna menguante, voy regresando al interior, mis hormonas van bajando, voy sintiendo ese movimiento así como la luna nueva va vaciando, invitándome a escuchar ese latido interior; si estoy conectada con mi cuerpo, él me indica que necesito ir bajando la intensidad de mis movimientos; en cuanto me voy vaciando, la energía va disminuyendo y necesito descanso. Si no escucho a mi cuerpo es probable que en esta fase me den dolores, mareos, insomnio, migrañas y humores muy contrariados. Esta fase me recuerda automaternarme, ser mi propia madre nutridora y sabia. Es la manera en que mi inconsciente me habla al oído, y recuerdo que esa parte de mí, que a veces es un secreto, está conectada con mi cuerpo.

Pasando esta fase, las aguas están abajo, en las raíces, y la luna no se ve más; el cielo está totalmente oscuro, se miran las estrellas. Es momento de volver al caparazón, de ir al interior, mis pensamientos son menos claros, por eso necesito mayor calor y descanso. Conecto con mi intuición, se abre el momento de preguntarle todo a mi corazón y de ofrecer esa sangre que es alimento de vida y de amor a la tierra que me dio su protección y nutrición durante todo mi ciclo. Estamos en la fase de luna nueva, de la menstruación. La sangre que sale de nuestro templo es sangre pura, llena de células madre capaces de crear huesos, músculos y piel; es el alimento de toda la lunación y el contacto con todo el linaje de mujeres que han pisado esta tierra, el ritual de mi ofrenda de esa sangre me conecta con el corazón de mi madre tierra y de mi abuela luna.

Una vez que fui a ese lugar de siembra, de entrega, que me recogí y me abracé, comienza mi agua a subir y la luna vuelve a llenar. La hermosa fase de luna creciente está aquí, mis hormonas se hacen presentes, los estrógenos vuelven a aparecer y yo me siento como una joven doncella que quiere cantar y silbar por el jardín; la luna sonríe, está llena de gracia, así como yo. Me siento como la tierra fecunda, fértil, llena de vida; volteo atrás para mirar y recordar que todo es un ciclo, y que así como termina, vuelve a empezar. La inmensa e infinita espiral.

Es en el momento de luna creciente que pongo la intención de este nuevo ciclo lunar, ¿Qué quiero proyectar al exterior? ¿Qué anhela mi corazón dar a luz? ¿Qué nueva memoria quiero despertar?

Te invito a que conectes cada día con la luna, que la escuches y la veas reflejada en tu interior. Y si aún no conectas con tu cuerpo, puedes preguntarte: ¿En qué momento me desconecte de él?

Cuando hagas esa iniciación de reconexión con el templo de tu ser, podrás también conectar con la luna, la tierra, el sol y los planetas. Y con todos los seres de la naturaleza.

Con todo mi amor,

Lucrecia Astronauta -Mujer Semilla-

Si te interesa un trabajo profundo de reconexión, te invito a que te unas a mi taller en línea «Mi vulva es una medusa». En mis redes tendrás mayor información.

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1 comentario

  • Lili
    4 años ago Reply

    Tu canto armonioso llega al corazón dando paz infinita. Me identifico con tu canto recibiendo tu luz. Gracias.

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