Julieta Venegas: nuestra historia y el tiempo
“No dejes que nunca se olvide tu historia, vuelve a contarla.”
La salida del sol, la llegada de la noche, los movimientos planetarios, los solsticios y equinoccios; el cese de las lluvias, las fases y eclipses lunares, la migración de aves, los enormes altares y los campos llenos de flores son a nuestros ojos eventos de belleza monumental y también para muchos, espiritual. Y, simultáneamente, crean los intervalos temporales en nuestra vida cotidiana. Es nuestra historia construida a través del tiempo.
¿Y qué es el tiempo? Se dice que la distinción entre presente, pasado y futuro, pero ¿eso es objetivo?
Da la impresión de que existen varios tiempos: el tiempo personal, el tiempo colectivo, el tiempo histórico, el tiempo geológico y el tiempo universal. A veces, pareciera tener prisa y otras veces se detiene por completo. ¿El tiempo es lineal o circular? Hay varias teorías.
Lo que sí podemos decir es que el tiempo es un misterio omnipresente, con significados llenos de matices que organizan nuestras vidas. Y entonces, es allí donde confluyen nuestras historias.
Las historias pueden ser contadas por medio de muchas herramientas, entre ellas la música.
La solista Julieta Venegas dice que sus canciones reflejan etapas de su vida, es decir, diferentes emociones y memorias; cada disco, cada letra y cada melodía expresan algo de su historia y las historias de su alrededor.
Entonces la música se convierte en una frecuencia de magnitud magistral que logra tocarnos en lo más hondo de las entrañas y es porque nuestras historias están entrelazadas con cientos de sentires, deseos y vivencias que se revelan en ella.
Me parece que la música de Julieta Venegas es una buena elección para expresar en estas líneas sobre la importancia de nuestras narrativas, entretejiendo un poco la de ella. Y mucho mejor que su último álbum se llame Tu Historia (2022).
Julieta Venegas Percevault es una cantante, compositora, productora, multinstrumentista y activista méxico-estadounidense, nacida en California, Estados Unidos un 24 de noviembre de 1970, pero radicada, junto sus padres mexicanos, en Tijuana, Baja California, para después migrar muy joven a lo que es hoy la Ciudad de México.
A ella la escucho desde hace casi 20 años, en diferentes momentos, en unos más que en otros. Admiro su peculiar estilo y voz, un timbre tijuanense que sabe transmitir experiencias profundas de manera tan sencilla y única. Logra que temas negativos se sientan todo lo contrario para tomarlos más con calma y reflexión. Todo con una mezcolanza de instrumentos que provocan el movimiento corporal.
En sí, siempre estamos en movimiento, porque nuestra vida está llena de procesos que nos recrean una y otra vez. A veces, la situación nos pone arriba, a veces abajo, a veces en ningún lugar, pero vamos avanzando junto a nuestros cambios, en ocasiones casi imperceptibles hasta para nuestros propios ojos.
“¿Será que hay algo más que a simple vista no se ve? Pero siento que hay en mi algo que está cambiando.”
Julieta comenzó su carrera muy pequeña, introduciéndose en la escuela de música desde los 8 años. En algunas entrevistas que le han realizado, menciona que mucho tiempo estuvo buscando la forma y el estilo para expresar su música. A raíz de eso, fue parte de varios grupos, entre ellos Tijuana No, un reconocido grupo mexicano del género ska en donde Julieta compuso una de sus canciones más famosas, Pobre de ti.
Sin embargo, su presencia solo fue temporal, ya que sentía que no era su camino, buscaba algo más. Fue hasta los años 1996 y 1997 que logró dar a luz a su primer álbum titulado Aquí (1997).
Fue en ese proceso, acompañada casi siempre por su piano y acordeón, donde comenzó su historia que la llevaría a desenvolverse en lugares que no imaginó, y a encontrarse a ella misma; a sentirse y a abrirse de muchas formas a través de su música.
Y es que es cierto que cuando una logra abrir su vulnerabilidad, conoce mucho de sí misma. Observar el interior que nos sigue, es saber y aceptar nuestras heridas, errores y toda la complejidad que cargamos; parafraseando a Julieta, es hacerlo parte de nuestra narrativa, es decir, nunca olvidando nuestras sombras y sin dejar de reconocer también nuestras propias potencialidades y cualidades.
La realidad es que identificar esto no es nada fácil. Entramos constantemente en luchas con nuestros yo para elegir entre un camino u otro, donde el tiempo nos permea por la presión psicológica de tomar estas decisiones. Por ello, tenemos que aprender a ir lento y a mirar los detalles y la simpleza que está frente a nosotros. Detenernos a escuchar nuestra respiración y tener calma.
En el presente, Julieta Venegas reside en Argentina junto a su hija Simona y sus dos gatos, Félix y Artemisa. En diversos diálogos ha dicho que se siente tranquila y feliz en esta etapa; aunque en algunos momentos, declara que ha llegado a querer estar más cerca de sus padres y familia, como sucedió en la pandemia de 2020.
Creo que la nostalgia es un sentimiento que a muchas personas nos ha palpado, esa aleación de alegría y tristeza que experimentamos con los recuerdos de nuestra infancia, adolescencia o lugares favoritos junto a mamá y papá, abuelas y amigos, que quizá en muchos casos ya se han ido de aquí.
Inestabilidad, búsqueda y aceptación. La nostalgia es parte de nosotros y hay que dejarla vivir; Julieta Venegas en su canción que lleva el mismo nombre menciona:
“Tomar todo lo que he vivido y seguir construyendo lo que he sido yo.”
Julieta ha dicho que tuvo que enfrentarse a sus padres en varias ocasiones para no dejar el deseo de llegar a muchos lugares con su música y con su propio estilo, hasta para vestir. Una profesión señalada por muchos juicios creo yo.
Quizá ella no lo imaginó o quizá sí, pero este es un pedacito de su historia: ha sacado más de 10 discos, realizado múltiples colaboraciones, musicalizado obras de teatro, realizado soundtracks para películas y series; habla 3 idiomas, toca más de 3 instrumentos, fue nombrada Embajadora de la Buena Voluntad y Embajadora Cultural de Buena Voluntad por la UNICEF y la COMMCA respectivamente; se salió de su casa a los 21 años para perseguir sus sueños, logrando cientos de shows en vivo en donde las personas cantan al unísono; es madre, le encanta el cine de tensión y cocinar de forma experimental; es una avorasadora de libros y tiene una gemela llamada Yvonne.
“Lleva contigo eso que fuiste y abrázalo bien, no dejes que nunca se olvide tu historia, vuelve a contarla.”
El reconocimiento de la historia personal es un camino de transformación, haciendo de nuestra propia fragilidad un recurso resiliente para crecer, porque lo que no se conoce, corre el riesgo del olvido y con ello la repetición de un ciclo sin salida.
Saber nuestra historia y no olvidarla nos lleva a tomar conciencia de situaciones. Todas las heridas a lo largo de nuestra narrativa personal nos permiten avanzar hacia nuestro interior, no solo para darnos cuenta de su existencia, sino para asumir y sanar el dolor inexplicable que nos mantiene sometidos.
“Nuestros recuerdos nos hacen quienes somos, no puedes cambiar el pasado”, lo anterior es un fragmento del diálogo de una de las películas favoritas de Julieta y mía, Eterno resplandor de una mente sin recuerdos.
Una película que nos habla sobre nuestra composición de recuerdos que nos constituyen como personas y nos hace reflexionar sobre la memoria, las emociones y el pasado, y vuelven las preguntas ¿Qué es el tiempo? ¿Es lineal o circular?
Como personas, tenemos una manera distinta de reaccionar, según sean nuestras heridas emocionales, creencias y fortalezas; y tenemos que aprender a conocernos para calmar nuestros impulsos, disipar el dolor y caminar en nuestro presente; reconociendo nuestra historia a lo largo del tiempo personal, colectivo y universal.
Reconocer nuestra historia como mujeres en un mundo fragmentado por heridas milenarias.
Estamos aquí y no debemos olvidar quiénes somos, de dónde venimos, como hemos cambiado y porqué; viviendo cada momento, escuchando los susurros hacia dónde va el viento.
Julieta ha contado su historia a través de sus letras, instrumentos y melodías; a través de su palabra y pasos. Es una mujer y artista que ha sabido llevar lo que es ella a dondequiera que va. Transmitiendo en cada una de sus canciones que el tiempo es ahora y no hay otro más.
Algún día contaré mi historia, la de mi mamá y mi abuela; la de mi papá y hermano; la de mi abuelo. De allí vengo yo.
Isabel Zelaya
2 meses agoUna de mis artistas favoritas, gracias por tan bien reportaje ❤