En busca de la música disco africana

Cuando hablamos de música disco no es tan difícil llegar a la conclusión de que a este tipo de música le abrieron camino otros géneros como el funk, el rhythm & blues y el soul, en especial el Philly Soul o Sonido Filadelfía.

De estos ritmos, en gran medida afroamericanos, derivó un sonido orquestal característico, altamente bailable y psicodélico que llegaría a la ciudad de New York en formato de viniles y en donde iniciaría un movimiento contracultural underground de grupos segregados que se reunían en torno a la música, el baile, las sustancias psicoactivas y la desinhibición sexual.

Con el tiempo, el disco llenaría de gente de todo tipo locales llamados nightclubs o discotecas; primero en Estados Unidos y después por todo el mundo. Desde mediados de los sesentas y hasta finales de los setentas, la fiebre no solo arrasó en las pistas de baile sino que este popular estilo fue devorado por la industria musical que advirtió su gran potencial comercial.

Pronto se posicionó en la radio e incluso en la televisión; luego quedó marcado por estereotipos en una película del 77, donde sus principales actores históricos: las mujeres, los afroamericanos, los homosexuales, los italoamericanos, los músicos, productores y djs, quedan invisibilizados. En este filme, el protagonista es un hombre blanco heterosexual y el éxito musical de la banda sonora corre a cargo de tres hermanos británico-australianos, blancos también.

Aunque para algunos, esta música se disolvió como la espuma detrás de una gran ola, en realidad su influencia nunca se detuvo y su camino tomó muchos rumbos, de los cuales se suele citar principalmente el eurodisco y su subgénero el italodisco. Igualmente, se suele hacer justo énfasis en que el disco es una de las bases de la música house, el dance, el pop, el sonido funk actual y claro, el Nu-disco.

La historia que suele olvidarse es la que conecta directamente a los músicos del continente africano con la música disco.

David Mancuso, uno de los primeros djs especializados en disco y creador de exclusivas fiestas ilegales en un loft a las que se podía asistir solo por invitación y en donde no se vendía alcohol, tenía como uno de sus temas favoritos “Soul Makossa” del legendario músico camerunés Manu Dibango. Al ponerlo en boga, las copias se acabaron de inmediato y los covers surgieron por montones. Involuntariamente, se convirtió en un tremendo hit disco con una influencia enorme y duradera.

Pasado el tiempo, y quizás en un periodo tardío, serían músicos africanos los que se verían influenciados por la gran época del disco y desearían aportar su concepción muy propia de este estilo musical. En Las Antípodas se Tocan te ayudamos a descubrir a algunos de ellos.

Kiki Gyan

Siendo extremadamente joven, el ghanés Kiki Gyan vió crecer de modo trepidante su carrera con la banda internacional Osibisa. Súper talentoso como compositor, ejecutante y arreglista, se cotizó por grandes sumas como músico de sesión. La fama, el dinero y las adicciones al sexo y las sustancias llegaron muy pronto a su vida y terminaron también muy pronto con todo. En su carrera como solista hizo magníficas grabaciones en UK y Estados Unidos, alcanzando gran éxito con algunos de sus sencillos más electrizantes.

Mike Umoh

De Mike Umoh sabemos muy poco. Además de ser un baterista nigeriano, participó en varias bandas de la escena local. En los ochentas produjo al menos cuatro álbumes en donde despliega su particular estilo y además interpreta la voz principal. Su música refleja una occidentalización de la juventud nigeriana que había crecido bajo la sombra opresora de las dictaduras y con el afrobeat y el afrorock, a veces como única contraparte.

Livy Ekemezie

Otro nigeriano que se lanzó a la aventura musical a principios de los ochentas fue Livy Ekemezie, quien grabó un increíble álbum lleno de groove nombrado Friday Night. El material fue producido con los duros esfuerzos personales de Ekemezie, quien financiaba la grabación en un renombrado estudio. Tras no encontrar el éxito que buscaba con el lanzamiento, abandonó su plan y no volvió a grabar en adelante.

Benjamin Ball

Benjamin Ball es un músico y compositor sudafricano que después de pasar momentos realmente difíciles al querer iniciar una carrera musical en la capital de su país, logró tener éxito masivo en radio y ventas importantes durante la década de los ochentas con su fusión de reggae, disco y bubblegum. Junto con otros proyectos como Yvonne Chaka Chaka, Chicco y V.O., lograron dar un mensaje de optimismo y amor por la música y el baile en pleno apartheid.

Letta Mbulu

Letta Mbulu es una cantante también sudafricana que se exilió en los Estados Unidos a causa del apartheid. Después de desarrollar una sólida carrera, regresó a su país más de dos décadas después y sin interrumpir su producción. Es conocida principalmente como cantante de jazz y soul trabajando con artistas de gran nivel como Harry Belafonte, Cannonball Adderley y Quincy Jones. Sin embargo, a principios de los ochenta, también incursionó en el disco con sus álbumes In the Music the Village Never Ends y Sound of a Rainbow.

Pasteur Lappé

Pasteur Lappé comenzó muy joven su recorrido musical en Radio Adele, de su local Douala, Camerún y como editor de la gaceta local. Trabajó arduo promoviendo talentos de la región. Con el objetivo de continuar profesionalizándose en su quehacer periodístico, viajó a París para estudiar. Estando allí, su creatividad musical tomó la forma de un proyecto que generó tres discos en tres años con una muy personal manera de fusionar disco, reggae, pop, mucho funk y toda la vibra de su tierra natal. Estos se editarían originalmente en Disques Espérance, un subsello de Sonodisc, importante sello y distribuidor francés de música de África, el Caribe y otras latitudes.

Teaspoon Ndelu

Por último, vamos a referirnos al sudafricano “Teaspoon” Ndelu, que con su saxo alto y su banda, logró el esplendido álbum Teaspoon & The Waves, una excelente referencia de la altísima calidad que la música disco podía alcanzar en el continente madre.

Estos y muchos otros artistas africanos de talento indiscutible, han sido normalmente relegados de las páginas oficiales de la historia de la música disco. Solo muy recientemente, ha surgido el interés por reeditarlos en formatos físicos y digitales, principalmente por distribuidores europeos, consiguiendo vender todas las copias en muchos casos.

Por eso siempre conviene cuestionarse si la versión que conocemos de una historia está incompleta o deformada. No vayamos a estarnos perdiendo de algunas de las mejores partes.

Sobre el autor /

Gusto de hacer composiciones, sonidos, compilaciones, mezclas sonoras y grabaciones de campo. Adicto a la música.

1 comentario

  • Evangelina Morales
    2 meses ago Reply

    Excelente reseña, desconocida para muchos.
    Gracias por compartir. Éxitos!!!

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