Sheila Chandra, un fuego que no se apaga
Desde muy pequeña, la cantante británica de ascendencia hindú Sheila Chandra se percató de que cuando nacemos, estamos dotados con un instrumento musical de cuerdas natural, la voz.
A una muy temprana edad se aprendía canciones, emulaba las voces y cantaba todo lo que sonaba en la radio; mucho pop británico y éxitos de soul. Un cerebro predispuesto para la música, pero también un corazón que empezaba a arder con la llama de la vocación musical.
Nacida en Londres de una familia proveniente de la India. En un principio, ella, como la mayoría de los adolescentes de familias migrantes, a los que suelen referirse como BAME (Black, Asian and Ethnic Minority) y que, por lo mismo, son discriminados y criminalizados constantemente, trataba de camuflarse con su entorno y no hacer énfasis en la herencia cultural de la nación de sus antepasados.
Esto cambió cuando se unió al grupo Monsoon, quienes estaban en busca de una cantante y tenían claro el deseo de combinar, por partes iguales, el mundo del pop y rock británicos con elementos de la música asiática, en especial de India.
Así, comenzó a conocer a un buen número de músicos y actos en vivo de música tradicional del norte y sur de India, y también de música celta y británica.
Hay quien está interesado en explorar las diferencias entre las culturas; a Sheila le interesó más encontrar las similitudes y las coincidencias. Esto le benefició en el proceso de aceptación de sí misma y la impulsó a buscar su propia voz.
Su primera disquera les pedía que siguieran una fórmula musical, que repitieran los hits alcanzados en sus primeras grabaciones. Muy pronto se separarían de esa discográfica para crear su propio sello musical, prácticamente solo para sus proyectos; optando por la libertad creativa por encima de la fama.
Apenas dejando la adolescencia y después de sus primeros éxitos comerciales en la televisión y la música en UK con el grupo Monsoon, decidió seguir una carrera en solitario. Sin embargo, su familia se fue convirtiendo en un obstáculo y su relación se degradó hasta el punto de no tener contacto con ellos por una década.
Photo: Kerry Garratt cc-by-sa-2.0.
En el camino como solista, Sheila se enfocó en la capacidad de la voz humana, componiendo, cantando, recitando, percutiendo vocalmente y experimentando. Pasó del pop al drone, un tipo de música que utiliza sonidos sostenidos y cuya antiquísima aparición se remonta a diversas tradiciones e instrumentos como el didyeridú en Australia, el tanpura en India o las gaitas escocesas. Actualmente, el drone y sus posibilidades son parte fundamental de la música cósmica y el ambient.
Su excompañero en Monsoon y productor, Steve Coe, quien fuera pieza clave del high energy de los 70, produjo todos los discos solistas de Sheila Chandra. La fructífera relación, que también se convirtió en matrimonio, dejó un precedente musical indeleble, hasta que ella dejara de cantar en 2009 y el falleciera en 2013.
Recomiendo mucho escuchar detenidamente los álbumes que Sheila Chandra lanzó entre 1992 y 2001: Weaving My Ancestors’ Voices, The Zen Kiss, ABoneCroneDrone y This Sentence Is True (The Previous Sentence Is False).
En ellos, la pareja nos muestra que la música es algo que no podemos terminar de comprender ni de controlar. Es un misterio, una fuerza, algo que nos puede conectar con todos los lugares, con todos los tiempos pasados y venideros. Es algo más ligado al instinto, al alma y al sentimiento, que al intelecto.