El lado B de los Grammy 2025
Los Premios Grammy 2025 dejaron mucho de qué hablar, no solo por la música, sino por lo que se dijo (y lo que se calló) en una de las noches más importantes de la industria.
Como sabes, aquí en Random analizamos la música y su industria desde un punto de vista cultural, tecnológico, científico o social. Así que, más que traerte una reseña, pretendo que escudriñemos el impacto político de esta gala en particular, así como sus aportaciones a la agenda mediática y el discurso colectivo.
Si bien la ceremonia tuvo grandes presentaciones y momentos emotivos, también estuvo marcada por contados discursos políticos que fueron la excepción y por decisiones de la Academia que, como cada año, levantaron sospechas.
Desde el inicio, el comediante surafricano Trevor Noah, anfitrión de la noche, dejó claro que no evitaría los temas polémicos. Con su característico sentido del humor, mencionó el discurso antiinmigrante de Donald Trump, recordando que la música no conoce de fronteras y que, en una industria construida en gran parte por artistas latinos, afroamericanos y migrantes, resulta absurdo que se intente imponer una narrativa de exclusión. Su comentario fue recibido con aplausos, pero también con rostros incómodos.
Sin embargo, una vez superado el agridulce momento inicial, la ceremonia avanzó con un tono más moderado en lo político. Conforme avanzó la noche, tanto Noah como el resto de presentadores y la mayoría de los ganadores, parecieron omitir deliberadamente los temas sensibles en sus intervenciones.
No debemos perder de vista que también hay una fuerte carga discursiva en el silencio sobre temas tan relevantes para la sociedad. Esto deja entrever igualmente una posición política al respecto, tanto de la Academia como de los asistentes y galardonados. El que calla otorga.
De los discursos
En una noche donde los agradecimientos fueron, en su mayoría, genéricos y sin mayor carga de contenido, tres discursos destacaron por su contundencia. Shakira, al recibir el premio al Mejor Álbum de Pop Latino por Las Mujeres Ya No Lloran, aprovechó su momento en el escenario para dedicarlo a los migrantes. Con voz firme, dijo que este premio era para todos aquellos que han dejado su hogar en busca de un futuro mejor y que nunca dejará de luchar por ellos. Su mensaje fue directo y emotivo, especialmente en un contexto donde el debate sobre la migración sigue siendo un tema álgido en Estados Unidos.
Más adelante, Lady Gaga tomó el micrófono al ganar el premio a la Mejor Interpretación de Dúo/Grupo Pop junto a Bruno Mars por «Die with a Smile». En lugar de los típicos agradecimientos a Bruno y su actual pareja, Gaga aprovechó el momento para hablar sobre los derechos de la comunidad LGBT+ y criticar abiertamente las políticas de Trump hacia la comunidad trans.
«Las personas trans merecen amor. La comunidad queer merece ser levantada. La música es amor», dijo, provocando una ovación de pie de la mayoría de los asistentes.
Su discurso, breve pero poderoso, fue de los pocos momentos de la noche en los que la música se usó como una plataforma para algo más grande.
Otra intervención que dejó huella fue la de Chappell Roan, quien, al recibir el premio a Mejor Artista Nuevo, expuso a la explotación laboral por parte de los sellos discográficos a los artistas en desarrollo.
«Me prometí a mí misma que si alguna vez ganaba un Grammy y me encontraba frente a las personas más poderosas de la industria musical, exigiría que las discográficas, que lucran con millones de dólares gracias a los artistas, ofrezcan un salario digno y asistencia de salud, especialmente a los artistas emergentes.»
Su mensaje fue un llamado a la justicia y respeto a los derechos laborales y humanos de aquellos que luchan por sus sueños en esta competida industria.
De las premiaciones
Pero si algo causó revuelo en esta edición de los Grammy fue el premio a Álbum del Año. La victoria de Beyoncé, aunque celebrada por sus seguidores, despertó dudas sobre la transparencia de los premios.
No es la primera vez que se cuestiona si la Academia favorece ciertos artistas sobre otros. En esta ocasión, muchos creemos que otros álbumes tuvieron un mayor impacto cultural, valor musical o desarrollo innovador. ¿Un reconocimiento merecido o un movimiento calculado? La respuesta dependerá de a quién se le pregunte. Sin embargo, es innegable que la reacción de «sorpresa» de Beyoncé al ser declarada ganadora, fue poco convincente.
Lo dire sin empacho: ese premio era de Billie Eilish por Hit Me Hard and Soft.
Otro de los acontecimientos más comentados de la noche fue que Kendrick Lamar se hiciera de 5 estatuillas gracias a «Not Like Us» y el álbum homónimo al que pertenece. El tema ha generado una fuerte polémica al incluir en su letra acusaciones de pedofilia contra su archirrival Drake y su círculo cercano, calificándolo como «colonizador» y «mentiroso».
«Not Like Us» se trata de la más exitosa de una serie de canciones que lanzaron los raperos el año pasado insultándose mutuamente. Para muchos, los premios que recibió, dos de ellos entre los más codiciados de la gala, fueron la estocada final en su larga rivalidad con el rapero canadiense.
Esto demuestra la enorme plataforma que representa la música para hacer declaraciones sustanciales, posicionamientos políticos, traer temas relevantes a la agenda internacional y hacer fuertes críticas sociales. Lamentablemente, es una plataforma que muchos desperdician en trivialidades, asuntos personales, temáticas huecas y fórmulas desgastadas.
Independientemente, esa noche Lamar se consolidó como una de las figuras más influyentes del género.
De la representación
Más allá de los discursos y los premios, la noche también trajo consigo el eterno debate sobre los procesos de selección y premiación de los Grammy. La ausencia de artistas como BTS en las nominaciones fue vista como un desaire a la relevancia global del K-pop, mientras que la inclusión de artistas consolidados en categorías como «Mejor Artista Revelación» dejó en claro que la Academia sigue teniendo criterios poco claros.
¿Por qué algunos nombres parecen ser ignorados sistemáticamente mientras otros reciben nominaciones año tras año? Estas preguntas llevan décadas sin respuesta, pero siguen vigentes.
A pesar de las controversias, los Grammy 2025 tuvieron momentos memorables. Desde el emotivo In Memoriam a cargo de Chris Martin de Coldplay hasta las impresionantes presentaciones de Shakira, Billie Eilish y Benson Boone.
La gala nos recordó que, más allá de la política y las críticas a la industria, la música sigue siendo una de las fuerzas más poderosas para unirnos. Sin embargo, también nos dejó claro que los premios, más que nunca, están bajo la lupa.
En un mundo donde las plataformas digitales han transformado la forma en que descubrimos, consumimos y valoramos la música, surge la pregunta de si los Grammy realmente reflejan esta nueva realidad.
La explosión de artistas emergentes en plataformas como TikTok y Spotify ha llevado al surgimiento de figuras globales que, en muchas ocasiones, ni siquiera son consideradas por la Academia. Pareciera que estar al margen del sistema los convierte en una nueva «raza» para discriminar.
¿Es posible que estos premios sigan representando «lo mejor de la música en el mundo» cuando muchas de las voces más innovadoras ni siquiera son reconocidas?
Tal vez los Grammy necesiten una transformación profunda si quieren seguir siendo relevantes en una industria que cambia a una velocidad vertiginosa. Solo el tiempo dirá si están dispuestos a evolucionar con ella o disolverse en la obsolescencia.