Paul McCartney: el resplandor de una estrella incandescente

La música une a las personas que creen estar separadas por los años y los nuevos ideales. La música unifica a las fronteras, pero, sobre todo, hace vibrar a todo aquel que ha sido su pasión desde la cuna.

El entonces Foro Sol fue testigo de las sonrisas y la emoción que se impregna en la cara de los fans que poco a poco van tomando asiento en la explanada hablando de New, el último disco del músico o del posible setlist de la gira Got Back Tour.

Las luces se apagan, los alaridos ensordecedores incrementan la emoción; la historia se escribe en las pantallas del recinto dando inicio a un espectáculo que perdurará en la memoria de todo fan de la música de los años 60: James Paul McCartney ha salido al escenario. 

Carteles, manos levantadas, lámparas y encendedores acompañaban al piano, al conteo de las baquetas y a la voz del músico en esta noche rítmica y llena de nostalgia por recordar los viejos tiempos de una época que no va a regresar, a menos que reproduzcas las canciones de Un día en la vida.

Queenie Eye fue la culpable de traer esa melancolía. Llegó el momento de jugar y embarcarse en el recuerdo, en el tiempo en que todo comenzó para aquel chico que sujetaba su guitarra con firmeza, seguro de sí, como si supiera que tendría éxito en la vida. 

El comienzo del resplandor

La guerra había terminado, Inglaterra ganó; sin embargo, sus ciudadanos se perdieron entre los edificios desplomados en las calles oscuras y sin alegría. Las estaciones de tren eran el lugar perfecto para esconderse de los bombardeos; los niños jugaban Queenio entre los polvosos escombros de ladrillos rojos en los barrios bajos de Liverpool, mientras los padres trataban de saldar las cuentas fungiendo como mineros, cocineros o marineros.

En este caso, Mary trabajaba codo a codo en el hospital Walton como partera de tiempo completo, mientras Jim McCartney era vendedor de algodón entre las calles del puerto para poder llevar el sustento al pequeño hogar ubicado en el 20 de Forthlin Road. No obstante, la verdadera pasión de Jim era la música. Tocaba el piano en un pequeño grupo llamado Jim Mac´s Band, pero al crecer sus hijos, Paul y Mike, su pasión fue enseñarles, con su colección de Jazz, a distinguir los distintos instrumentos y las armonías de las canciones para educar su oídos desde una edad temprana. 

Mike McCartney solía salir con sus amigos, realizar sus tareas, jugar como el niño que era, pero Paul se encontraba sentado frente al tocadiscos, embelesado por aquellos acordes que lo hechizaban cada vez que sus dedos conocían el nuevo acorde proveniente de los éxitos de Elvis Presley y Chuck Berry. Sin embargo, conocerlos no fue suficiente, quería más de aquel ritmo envolvente y estridente que tenía enloquecido a toda una generación llena de sueños y esperanzas nuevas.

La caja negra fue abierta. Un instrumento era lo que se asomaba por el estuche de terciopelo de segunda mano, le emocionaba la idea de tener un instrumento el cual tocar, pero tenía un defecto: no podía cantar y tocarlo al mismo tiempo. La trompeta fue devuelta a los pocos días para obtener una guitarra, la fiel amiga que acompañaría al joven londinense a aprender de manera autodidacta cada acorde de Rock n Roll día y noche; a componer I Lost My Little Girl, su primer canción para su mamá fallecida de cáncer de mama.

A sus cortos 14 años, en el patio trasero de su casa, en la soledad misma, únicamente en compañía de su guitarra, un tendedero con ropa y el cantar melancólico de los pájaros, una tarde de noviembre siendo un escape catártico para aceptar que “mi fe se movió, pero fui determinado y no dejé que me afectara. Cargué con ello. Aprendí a poner una coraza alrededor de mí a esa edad”. La guitarra sería la clave para llegar al camino de su verdadero destino, sería la llave que cambiaría su camino.

Los sueños dorados

-Vamos a regresar en el tiempo. Esta fue la primera canción que los Beatles grabamos- McCartney se acercó al micrófono y dijo con voz potente y una expresión melancólica. Tomó con firmeza su guitarra mirando hacia el cielo. El público se veía el uno al otro. Risas nerviosas y lágrimas brotaban del rostro de la gente. Nadie lo dice, pero todos lo piensan: solamente quedan dos, ahora solamente son dos.

Cinco jóvenes, con camisas a cuadros y cabello al estilo Elvis Presley, viajaron al sur de Liverpool cargando sus instrumentos con ilusión y emoción por grabar sus primeros sencillos: «That’ll Be The Day» de uno de sus ídolos Buddy Holly y un salto de suerte para los jóvenes que tenían la certeza que podían componer sus propias canciones. In Spite Of All The Danger fue seleccionada para abrir esta nueva faceta de sueños y aspiraciones de compositor para dos de los integrantes más jóvenes del grupo, pero también para los chicos provenientes del pequeño puerto de Liverpool, parte de Inglaterra que había quedado en un olvido intermitente.  

In spite of all the danger": la primera vez de Lennon, McCartney y Harrison - La Tercera

De derecha izquierda. Paul McCartney, John Lennon y George Harrison en los primeros días de The Quarry Men.

 

John Lowe, Colin Hanton (integrantes que al poco tiempo lo abandonarían gracias a sus padres y el poco apoyo que les daban para querer ser integrantes de una banda de Rock & Roll comandada por el rebelde y el chico busca problemas de la escuela), John Lennon, George Harrison y Paul McCartney formaban parte del grupo de skiffle The Quarry Men, grupo que tendría distintas modificaciones tanto de nombre como de integrantes, aunque con el pasar del tiempo, la imagen se asentaría y se crearía una fusión de talento inimaginable: el chico rebelde e irreverente líder del grupo; el niño bonito y amable que se distinguía por portar una imagen pulcra y a lo muy english way con su bajo Hoffner; el tipo callado que ante la prensa era de pocas palabras; y el joven divertido y de nariz grande responsable de las percusiones terminarían siendo conocidos como The Beatles

 -Esto es para John- el público alzó sus celulares y volteó a ver al cielo una vez más, al pronunciar esas palabras ya sabían lo que vendría. El músico tomó una parte de su garganta y se aclaró la voz mirando al público una vez más. Los primeros acordes comenzaron a salir de la guitarra, estaba intentando de esquivar el juego de las lágrimas, pero al llegar la frase “conociéndote probablemente reirías y dirías que éramos de mundos diferentes… Si hoy estuvieras aquí”. Su voz comenzó a quebrarse. No cayó, pero estuvo a punto de. 

La época beatle
McCartney y Lennon o mejor conocido oficialmente como la dupla Lennon-McCartney se consagró en los early days de la agrupación, en los momentos en los que Paul le enseñaba a John los acordes principales de la guitarra en aquellas tardes de verano en casa de tía Mimí, porque únicamente conocía los acordes de banjo que su madre le había enseñado meses antes de su deceso en 1958 a causa de un policía ebrio. Ambos se comprendían, ambos entendían el dolor de perder a una madre a temprana edad y ese pequeño pero significativo detalle hizo que su amistad creciera y se reforzará aún más con el pasar de los años, porque “ese era nuestro vínculo. La conexión de nuestra tristeza, no se hablaba pero se sentía, era profunda. Garantizaba la confianza mutua.”

A pesar de que en un principio la dupla pactó que siempre firmarían como Lennon- McCartney, la realidad fue distinta. Desde los primeros años de la agrupación, ambos comenzaron a separarse y a tener estilos distintos: John era la parte negativa y Paul la positiva, aunque muchas veces esta parte se llegaba a complementar y obtenían un resultado de polos opuestos siendo complementados, We Can Work It Out o A Hard Days Night son el claro ejemplo de esta dualidad de estilos y formas de ver la vida.

Esta lucha de positivo y negativo llegó a sumar a la calidad de las composiciones y cada vez iba en incremento. Esto dejó a George Harrison y a Ringo Starr fuera de los reflectores y se enfocó en la dupla que poco a poco tendría una lucha de poderes para liderar el grupo, la atención y el tiempo que se le dedicaba a las canciones y cuáles serían las que estarían en la cara A y B del LP. Era una lucha que poco a poco iría incrementando la intensidad y mermando en la relación amistosa de los fabulosos de Liverpool. 

-No me importa, tocaré lo que quieras o no tocaré, si quieres. Lo que sea que te agrade eso haré- dijo Harrison enojado en las grabaciones de Let It Be tras una pelea creada por Paul McCartney gracias a la equivocación de unos riffs que George estaba tratando de tocar. La presión de hacer cada vez mejores proyectos llegó a caer sobre los hombros de McCartney y ahora cada vez era más exigente con lo que hacían en el estudio. Sin embargo, la calidad era inversamente proporcional a los ánimos de cada integrante hasta tal punto en el que Harrison y Lennon decidieron dejar las grabaciones; los únicos interesados eran Paul y Ringo. Los rumores eran ciertos: Los Beatles se separaban y nadie podía impedirlo. 

La confrontación en los tribunales por los derechos de las canciones no fue tan malévola y cruel como lo fue la pelea entre Lennon y McCartney. La dupla se había separado y peleado elegantemente con golpes bajos a la forma de componer diciendo “lo único bueno que hiciste fue Yesterday”, a golpes estrictos como decir que “su primer error fue haber tomado el descanso de la suerte, ¿ahora qué puedo hacer por ti?”, pero el golpe que más llegó al ego fue el decir que Paul solamente componía «tontas canciones de amor»

El amor toca la puerta

Maybe I’m amazed the way you love me all the lime, maybe I’m afraid the way I love you– nuevamente se sentó en el piano, volteó a ver a cada una de las personas eufóricas que estaba en primera fila gritando su nombre una y otra vez. El compendio de canciones de personas importantes había llegado al setlist; no necesitaba presentación, no necesitaba que dijera lo mucho que significaba esa canción para él, como lo había hecho en el libro The Legend Rocks On escrito por Time. Linda McCartney estaba presente en cada una de las fotografías dibujadas en las pantallas del Foro Sol. 

 “Fue sombrío para Linda. Tenía una hija de siete años y un bebé que cuidar, con un marido deprimido y borracho”, tras el divorcio de los Beatles, Paul McCartney entró en una severa depresión por la decepción de perder a sus amigos y al único trabajo que había conocido desde los 18 años. En lugar de permanecer en Londres, como la mayoría de los integrantes, él se exilió en una granja hogareña y lejos de la multitud que lo aclamaba cada vez que salía a la calle. La compró en Escocia a lado de su familia, su pastor inglés de nombre Martha con sus próximos cachorros, ovejas y gallinas.

Paul se había convertido en una especie de granjero ermitaño y desolado con una barba más larga que a principios de 1969. Portando sus botas para lluvia y su ropa gris, trasquilaba a sus ovejas, sacaba a pasear y a pastorear a Martha por los senderos verdes y lluviosos del gran terreno, al mismo tiempo que espantaba a todos los reporteros mientras les suplicaba que se fueran porque no estaba teniendo un buen momento.

La pequeña casa de piedra, ubicada al sudeste de Inglaterra, los acogió y refugió los primeros meses llenos de tristeza, alcoholismo y depresión para McCartney, pero todo comenzó a cambiar y el ambiente familiar se volvió más presenté. Hacían actividades de granja juntos, salían a caminar por la playa en las tardes de otoño. 

No podías concebir a Paul sin Linda McCartney, cada proyecto lo habían hecho juntos, trabajaban hombro a hombro y confiando el uno en el otro. Seguían teniendo intereses en común a pesar del tiempo que había transcurrido desde que se conocieron en 1967. Era un cuadro nuevo, una imagen familiar que era imposible de concebir si veías a McCartney como el chico bonito y conquistador de Los Beatles. Esa imagen poco a poco se iba desvaneciendo y se iba calcando la foto del padre indulgente que llevaba caminando a sus hijos a la escuela pública de Londres porque era una familia normal y ordinaria de Inglaterra que no tenía nada en especial, solamente son eso, personas normales con un talento de otro mundo. 

El hombre ya había llegado a la luna, la estridencia estaba adentrándose en la escena musical y el rock progresivo estaba llegando al clímax de su popularidad. Los old musicians encontraban la manera de salir a flote, de seguir creando nueva música que les gustara y a su vez tuviera un impacto en el público que los escuchaba. Para Paul, sus primeros discos tuvieron críticas que llegaron a la yugular, lo tachaban de “rústico, meloso y nada ambicioso”.

Ya no era el músico que había demostrado ser en The Beatles; no obstante, el nuevo apoyo del grupo Wings y sobre todo de Linda, causó que hubiera un LP que impulsará su carrera y volviera a tomar ese prestigio que con tanto tiempo de expertise había recabado: el escape de la banda se había robado el corazón de los fans y había traído unos cuantos nuevos. Lo había hecho de nuevo.

Y al final…

Golden Slumbers fill your eyes, smiles away– los coros del público eran ensordecedores, retumbaban en los cimientos de la estructura. Cada persona se encargaba de grabar con su celular este último momento. Paul McCartney se mostraba cansado, pero con una sonrisa en su rostro cada vez que daba las gracias a su público mexicano. 

Los finales no suelen ser “un felices por siempre” como en los cuentos de hadas. Poco a poco las personas se van, no porque quieran sino porque tienen que hacerlo. Paul visitó a John en Nueva York, portaba un pan en la mano para reconciliar las viejas peripecias que los 70 habían dejado en su relación. Al hablar de diversos temas y estar horas en casa, lo último que dijo Lennon antes de ver a su mejor amigo irse por la puerta principal del edificio Dakota fue “piensa en mí de vez en cuando, viejo amigo”.

Años más tarde, el amor de su vida está en la cuerda floja de la vida y la muerte, le detectaron cáncer de mama. La sombra de la muerte vuelve a aparecer una vez más, fue la misma enfermedad por la que murió su madre en 1956. Así falleció en 1998 en su cama de la casa de Arizona que habían comprado meses antes de su deceso. Gradualmente el cuadro va disminuyendo, los amigos y amores se van por múltiples razones y eso fracturaba y fragmentaba el corazón de McCartney. Poco a poco los motivos por el cual vivir se hicieron menos, pero sus hijos y la música eran el motor para seguir vivo. 

 And in the end, the love you take is equal to the love you make– el tiempo transcurría rápidamente, nadie quería que este sueño hecho realidad terminará. “Ya no canta como antes”, “No es Paul McCartney, es Faul”, “Las leyendas dejan de brillar en sus últimos años de vida”, fueron comentarios frecuentes momentos antes que comenzara el concierto. Sin embargo, aquellas personas que hicieron los comentarios salieron sorprendidos y llorando del recinto; ahora el discurso era “espero que vuelva a venir pronto”.

-Muchas gracias México, los amamos. «See you soon». Hasta la próxima -el cielo y los rostros con una sonrisa impresa se coloreaban de naranja y verde. Las manos aún seguían levantadas y la gente gritaba “otra, otra”, aunque era imposible porque el setlist se había agotado.

El bajo se postró en el facistol, el concierto había llegado a su fin. Las distintas generaciones reunidas por un solo motivo lloraban, se abrazaban los unos a los otros y se preguntaban qué fue lo que presenciaron en las últimas dos horas y media de la noche.

James Paul McCartney había abandonado el recinto, los asistentes caminaban fuera como el tráfico se los permitía. El concierto terminó, y aunque el momento habría sido efímero, con el tiempo, el recuerdo será eterno y perfecto. 

CDMX: Paul McCartney anuncia segunda fecha en el Foro Sol | MARCA México

Promocional de la gira Got Back Tour, México 2023

 

Ese “See you soon” se sintió tan real, tan próximo. Algunos pensaban que era mera cordialidad, otros idearon que el bajista regresaría más pronto de lo que se podría creer. La preventa fue a finales de junio, dos fechas en el nuevo Estadio GNP y el domingo en el Festival Corona Capital en el Autodromo Hermanos Rodríguez. Las conjeturas se transformaron en hechos: Paul McCartney, el beatle bonito, el solista que compone canciones de amor y el que menciona que “prefiere estar fuera para tocar” regresa a México ¿Qué sorpresas aguardará? 

Juliette Martínez

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