La música, entendida como un arte, tiene el objetivo de suscitar una experiencia estética en el oyente. Se trata de un estímulo que afecta el campo perceptivo del individuo. Además, es bien sabido que la música está plagada de fabulosas cualidades, muchas de ellas científicamente comprobadas, pero en esta ocasión quiero hablarte del otro lado de la moneda, de ese encanto que envuelve a la música, más allá de hechos científicos; ese “no sé qué que qué sé yo” de la música, aquello que nos mueve en el interior y nos envuelve. Sobre esa fuerza intangible casi sobrenatural con la que la música transforma nuestro entorno.
Efectivamente, la música nos une, pero no solo eso, es capaz de, en segundos, recordarnos que somos uno. ¿No lo crees? Observa este video que Matej Priteržnik compartió en YouTube el pasado 13 de enero acompañado de una sencilla frase: «Cuando una persona afecta a toda una multitud». Este solitario hombre anónimo, canta a todo pulmón el éxito de Bon Jovi, «Livin’ on a prayer» en un parque londinense y en un instante todos los presentes cantan a coro con él. Al ver esto, puedo pensar que la humanidad no está tan alejada de la paz mundial, sólo se requiere de la canción correcta en el momento adecuado. Velo por ti mismo.
La música también es una excelente herramienta de socialización a todas las escalas, pero como decía, las palabras de poco sirven. ¿Imaginas a más de 60 mil almas en una sola voz? Esto sucedió por allá de 2013, en el mítico Hyde Park de Londres; mientras la multitud esperaba a que Green Day saliera al escenario, los cerca de 65 mil asistentes entonaron juntos «Bohemian Rhapsody» de Queen.
Seguramente tienes más de una canción que evoca grandes momentos, está demostrado que la música ayuda a estimular la memoria, pero las explicaciones científicas sobran cuando miras a una mujer de 88 años que padece Alzheimer tocar guitarra y cantar a dueto con su hijo el clásico de country «Praying de Vern Godsin». El propio Kelly Ridings, hijo de la paciente, declaró que cuando su madre interpreta esa canción, ella siempre “vuelve”.
Cuando fallece un artista al que admiramos, nos duele hondo, se siente como una pérdida personal. ¿Qué mejor forma de rendirle tributo que con su música? Eso fue lo que hicieron los australianos. En febrero de 2018, 500 personas se congregaron en el pub del Elephant Hotel en Brisbane, Australia, para corear juntos Zombie y así despedirse de Dolores O’Riordan, líder de The Cranberries, a tan solo un mes de su trágico fallecimiento.
Finalmente, 1000 músicos de Cesena, Italia, se unieron para tocar al mismo tiempo «Learn to fly» de Foo Fighters y así convencer a Dave Grohl de que añadiera su ciudad dentro de su gira internacional. Lo consiguieron. Actualmente, Rockin 1000 se ha convertido en un gran movimiento internacional y ya se autodescriben como «la banda más grande de la Tierra».
Como puedes apreciar, la música es poderosa y logra sin problemas lo que ninguna otra manifestación cultural. Y justamente de eso se trata esta revista, de mostrarte, desde puntos de vista distintos, lo maravillosa que es la música, cómo puede sanarte, mover consciencias, trasformar tu entorno, llevarte de viaje al otro lado del planeta sin moverte de tu lugar; acompañarte en la crianza y arropar a tus hijos; llevarte de regreso al pasado, ayudarte a descubrir nuevos mundos; puede inspirarte para imaginar historias, romper estereotipos y paradigmas. Bien lo dijo Bono de U2: “La música puede cambiar al mundo porque puede cambiar a las personas”.
Somos Melómano Magazine, un grupo de personas muy diversas entre sí, pero que, de una u otra forma, amamos profundamente la música y queremos transformar el mundo a través de ella. Acompáñanos en este viaje y canta con nosotros.