Generalmente, cuando hablamos de música nos referimos al concepto occidental que tenemos en nuestro vocabulario. Acudir al sonido nos permite adentrarnos y conocer los fenómenos acústicos, finalmente la idea de vibración en su faceta emocional nos coloca en un plano espiritual y de conexión con las fuerzas impersonales del universo. Nuestra experiencia psicosensorial actual involucra estas tres dimensiones de estímulo, en el cual el pensamiento estético, social y emocional consolidan un evento integral que nuestra cultura atesora como fundamental para su desarrollo y bienestar. Recordemos aquella frase icónica de Nietzsche que representa esta idea: “La vida sin música sería un error”
Es muy importante recordar el papel del sonido en la evolución de nuestra especie; en tiempos remotos, el estímulo sonoro ha servido como aliado en la supervivencia, siendo la naturaleza y el entorno fuentes de alimento; de igual forma los peligros eran identificados en gran medida por el ruido y sonido que producían los elementos y depredadores habituales. El tener conocimiento de este pasaje en nuestra historia, ayuda a entender las sutiles y claras similitudes con nuestras especies hermanas y al mismo tiempo evidencia la importancia que tiene el estímulo sonoro en lo más profundo de nuestra naturaleza.
La fascinante travesía que ha experimentado nuestra relación con el fenómeno sonoro es, sin lugar a dudas, uno de los capítulos más importantes y del cual hasta nuestros días se habla muy poco, el transformar estímulos de supervivencia en experiencias trascendentales a la consciencia, debería ser un aprendizaje del cual todos compartamos sus virtudes y posibilidades. En paralelo, el desarrollo del instrumental y el entendimiento del cuerpo humano, ha permitido la sofisticación del conocimiento que estudia cómo se comportan y combinan los sonidos, esta faceta de observación debe ser inequívocamente paso obligado para cualquier melómano que desee tener una escucha activa.
Este espacio, queridos lectores, es fuente de reflexión de los aspectos que poco figuran en el entendimiento, goce y apropiación de la música para múltiples fines. La relación entre sonido, música y consciencia será expuesta al adentrarnos en delicados puntos de enfoque, sencillos, empáticos y cargados de los elementos necesarios para nutrir nuestra percepción y así ejercer con mayor poder el entendimiento de nosotros mismos y nuestro entorno. Los laberintos de emociones complejas asociadas a nuestra cotidianidad, tienen puentes que conectan la psicología con la música y como consecuencia dictan muchas de las reacciones y acciones que impactan en nuestra forma y calidad de vida.
Los universos musicales a los cuales podemos entrar con un solo clic, nos aportan un caudal de información benéfica, ya sea por su naturaleza estética así como su relevancia espiritual; sin embargo los aspectos nocivos que podemos distinguir en productos musicales atemporales también son un factor de conocimiento que debe ser expuesto y entendido para abordar las situaciones que surjan de ellos. La industria comercial de la música es un gran entorno para abordar temas complejos y de interés general; las conductas sociales y las imposiciones que los capitales dictan a nuestra sociedad, tienen que abordarse con el mayor cuidado, ya que fácilmente se puede bloquear la percepción al trastocar un estimulo de goce.
Música y consciencia es una oportunidad para la construcción de una identidad musical y cultural que atiende necesidades especificas de escucha activa, ya sea de épocas remotas donde el sonido nos permitía sobrevivir o de nuestro tiempo, en que a través de la música podemos reflejarnos y proyectarnos. El entendimiento de los procesos puede ser una excitante travesía de interés colectivo.