Un hombre y muchos a la vez

Con Francis Bebey queda claro que una persona no tiene porqué limitarse a un campo de acción y que la hiperespecialización fastidia y desgasta el espíritu. En su vida este hombre nunca dejó experimentar, con los sonidos, la literatura, la diplomacia, el periodismo, la tradición oral, la paternidad, la poesía, los roles femeninos y masculinos, la musicología, la radio, los idiomas, el humor, las voces, el cine, los instrumentos electrónicos. En su imparable inquietud y desde París, la meca de la modernidad, desafió constantemente el imaginario colonizador de toda sociedad y claro, la concepción individualista del arte que se tiene en occidente.

Una música sin fronteras

Bebey fue un reconocido investigador de las músicas populares africanas, un conocimiento que aprovecharía al máximo en sus propias composiciones que van desde la canción pop a la guitarra clásica, desde el makossa hasta la psicodelia más experimental.

Bebey tuvo la audacia de incorporar y dar protagonismo en sus grabaciones musicales a instrumentos como la n’dehou, una flauta pigmea de una sola nota pero de muchas posibilidades, la mbira, sanza, ikembe o malimba, que en México conocemos como kalimba, órganos y teclados electrónicos así como las primeras cajas de ritmo.

La obra musical de Bebey, quien entre otras cosas enseñó a Manu Dibango las bases del jazz y ha sido remixeado por Caribou, Young Marco y Populette, se anticipó a la fusión contemporánea y la ethno electrónica; creo que él desaprobaría el termino world music por ser otra manifestación de apartheid, como señala Sheila Chandra en una entrevista.

Un contador de historias

La importancia de la voz y la palabra es preponderante en la relación de Bebey con el mundo, autor literario de renombre, no perdió la oportunidad para renegar del libro y su monopolio por encima de la palabra hablada y la historia contada de viva voz. Se rebeló constantemente ante esa manía de medir y controlar tiempos y palabras, ideas y expresiones.

Su lírica creativa es un llamado a humanizarse, a acercarse a los otros, a celebrar la vida. Como muestra «Forest nativity» , una fiesta en donde la creación (en este caso la selva) se regocija ante la inminencia de un bebé que está por nacer.

All of us are here
Awaiting you
And the whole forrest will burst into applause
And leap for joy
As soon as you are born
The whole forest is expecting you

Todo arte es político

Solo estoy citando a artistas como Alfredo Jaar y Delia Cancela o a la investigadora Ileana Diéguez. Francis Bebey también lo tenía bien claro, el arte puede ser un vehículo para ayudar a desbaratar el racismo, la xenofobia y el fascismo, es a la vez una oportunidad de hablar de mundos nuevos y mejores.

En las letras de algunas de sus canciones más famosas, los mensajes son contundentes; en «New track» podemos escuchar

Believe me, there is something wrong with the system
Oh yes, definitely
We need a change to come, a new order
Cultural, political, economically, whatever
A new order, something to make us feel free to eat our banana and dance on the new track
Oh yes, a new track, that’s what we need, new track, new track

En «The coffe cola song» nos recuerda que las personas no son salvajes por vivir en el bosque o no usar dinero; los seres más salvajes suelen encontrarse en la ciudad, el dinero es lo que más les gusta, sueñan con la guerra, el crimen y el odio porque les generan las ganancias necesarias para seguir comprando café-cola.

Discos recomendados:

African Electronic Music 1975-1982

Psychedelic Sanza 1982-1984

Premios:

Gran Premio del Literatura del África Negra

Gran Premio de la Memoria de los Grandes Premios de las Asociaciones Literarias.

¿Porqué escibe usted? Francis Bebey responde

Sobre el autor /

Gusto de hacer composiciones, sonidos, compilaciones, mezclas sonoras y grabaciones de campo. Adicto a la música.

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